Alberto Nájar
BBC Mundo
Cuando empezó el sismo, de la tierra brotaron chorros de agua azufrada que inundaron caminos, casas y parcelas en el Valle de Mexicali, Baja California, al noroeste de México. También se rompieron canales de riego.
Unas 60.000 hectáreas de cultivos, especialmente de trigo, resultaron afectadas según autoridades locales.
En algunas zonas el terreno arenoso perdió firmeza y ahora se comporta como si fuera semilíquido, informó la Coordinación de Protección Civil del Ministerio de Gobernación.
Son algunas consecuencias del sismo de 7,2 grados Richter que ocurrió el domingo pasado, el más intenso en los últimos 100 años de acuerdo con el Centro de Investigación Científica y de Estudios Superiores de Ensenada (Cicese).
El gobierno local reconoció que el movimiento telúrico dejó más de 35.000 personas afectadas, y daños en 5.208 viviendas. Dos personas murieron y otras 233 están heridas.
El Ministerio de Gobernación declaró el área zona de desastre, especialmente las ciudades de Mexicali y Tecate, en la frontera con Estados Unidos. Hasta ahora se han registrado más de 600 réplicas del temblor de tierra.
Placas terrestres
El epicentro del sismo fue en la región de Cucapah, al oeste de Mexicali, según datos del Cicese.
La zona forma parte del Sistema San Andrés-Golfo de California, una serie de fracturas de la corteza terrestre que inicia en San Francisco, California, y que culmina en el Mar de Cortés en México.
Las fallas geológicas ocurren porque en esta región hay dos placas terrestres en contacto permanente, la del Pacífico y la placa norteamericana, explicó Luis Delgado, director de la División de Ciencias de la Tierra del Cicese.
“Con el sismo la península de Baja California se movió hacia el noroeste, porque está unida a la placa del Pacífico”, dijo en conversación con BBC Mundo.
El Cicese estima que el movimiento podría ser de hasta un metro en comparación con la placa Norteamericana.
Solifluxión y pérdida agrícola
El Valle de Mexicali es además una zona de geotermia que se modificó con el movimiento de 7,2 grados Richter, añadió Delgado.
Por eso la expulsión de agua azufrada, un proceso llamado solifluxión. “Es como exprimir la tierra”, señaló el investigador.
Además se rompieron cuatro canales de riego que inundaron las parcelas de trigo. El gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna, dijo que la cosecha del grano está en riesgo de perderse.
El estado es el tercer productor nacional de trigo, con cosechas promedio de 535.000 toneladas de grano al año.
Además de trigo en la región se produce cebolla, alfalfa, algodón y tomate, cultivos que podrían resultar afectados con los minerales del agua que brotó con el sismo.
Tiendas de campaña
Los daños agrícolas y la modificación geológica son una parte de las secuelas que dejó el sismo.
Más de 3.500 personas permanecen en albergues desde el domingo pasado, mientras que el gobernador Osuna solicitó tiendas de campaña para las víctimas.
Unas 600 familias serán reubicadas definitivamente porque sus casas están asentadas en suelo “licuificado”, como llama la coordinadora de Protección Civil, Laura Gurza, al terreno que perdió firmeza con el movimiento telúrico.
El gobierno estatal informó además que 150 kilómetros de carreteras y caminos vecinales están destruidos. Hasta ahora se desconoce el número de edificios públicos que resultaron dañados.