En un tribunal de Utah, 25 años después de haber sido sentenciado a la pena capital por matar a un hombre durante un intento de escape, le dijo al juez sus preferencias: «Elijo el pelotón de fusilamiento, por favor», citó The New York Times.
Ya sin opción de una nueva apelación por parte de Gardner, el juez Robin W. Reese, de la Corte del Tercer Distrito de Salt Lake City, firmó la orden de ejecución y la fijó para el próximo 18 de junio.
El abogado de Gardner, Andrew Parnes, dijo que presentará una nueva apelación ante la Suprema Corte del estado de Utah, que ya suspendió la ejecución en el pasado, argumentando que su cliente no recibió asistencia legal antes de la sentencia y que una ejecución después de 25 años de prisión sería un castigo cruel e inusual.
Gardner también tiene derecho a presentar en los próximos siete días una solicitud de revocación de sentencia a muerte por condena a cadena perpetua.
Gardner eligió el pelotón de fusilamiento en 1985, cuando fue condenado por primera vez. En dos audiencias posteriores cambió de parecer y se inclinó por la inyección letal, pero en 1996 -año en el que se aplicó por última vez la muerte por fusilamiento en Estados Unidos- aseguró que su cambio de parecer se debió únicamente a preocupación por sus hijos, que eran pequeños, pero que en realidad preferiría morir de un balazo.
«Prefiero el pelotón de fusilamiento. Es más fácil y no hay errores», le declaró al diario The Deseret News en 1996.
El abogado Parnes no hizo comentarios sobre «la decisión personal» de Gardner.
Por ley, son los agentes del orden del estado los que pueden fusilar a un condenado, pero los miembros del pelotón no han sido todavía elegidos, según fuentes. A principios de mes, antes de que Gardner anunciara su decisión, oficiales permitieron a Parnes informar a su cliente de los protocoles de la inyección letal y del paredón de fusilamiento.
Las dos últimas ejecuciones en el paredón en Utah siguieron el mismo protocolo: Cinco ejecutores no identificados, armados con rifles calibre .30-30 idénticos que disparan a una distancia de seis metros. Uno de los rifles va cargado con balas de salva. El condenado es atado a una silla y se le colocan una capucha negra sobre la cabeza para que no vea a sus verdugos y un círculo blanco sobre el corazón a modo de diana.
La inyección letal se ha convertido en el método de ejecución más utilizado en Estados Unidos: se ha usado en más de 1.000 casos desde 1980. Se la considera el método más humanitario de ejecución, aunque en numerosos casos se han reportado problemas como uso de drogas erróneas, que han demorado y vuelto dolorosa la muerte del condenado.
Otros cuatro hombres están en el Pabellón de la Muerte de Utah, todos sentenciados a la pena capital antes de 1996, igual que Gardner, y que también eligieron inicialmente la muerte en el paredón. En Oklahoma el paredón es el método de ejecución de reemplazo si se rechaza legalmente la inyección letal.
En Utah se han dado ejecuciones en el paredón bastante polémicas.
En 1977 fue ejecutado Gary Gilmore, quien eligió el pelotón de fusilamiento antes que la horca. Su caso se conoció no solamente porque fue el primero tras 10 años de congelamiento de ese tipo de pena, sino también porque el mismo insistió en ser ejecutado sin más apelaciones: «Hagámoslo («Let’s do it‘), dijo antes de morir.
En 1996, John Albert Taylor se convirtió en el prisionero más reciente en enfrentar al pelotón. El evento atrajo reporteros de todo el país.