Pablo Jato

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El BBVA ha declarado más de 1.200 millones de euros de beneficio en su primer trimestre del 2010, a pesar del aumento de la morosidad, igual que el Banco Santander que también publicó resultados positivos superiores a los 2.200 millones de euros, y espera terminar el año con 9.000 millones. Otras empresas como Repsol llegaron a los 688 millones en el mismo periodo. ¿Dónde está la crisis?

No hace mucho que pensadores, columnistas y economistas de la izquierda anunciaban el fin del capitalismo. Certificaban la muerte del sistema. Daban por hecho que era el fin y la caída de este gigantesco dinosaurio pero no, ahí sigue como si nada. ¿Existió realmente la crisis? Hasta la fecha, nadie nos ha dado una explicación oficial, una teoría firme e indiscutible de su curso, sus causas o su existencia. Sigue siendo un concepto ambiguo más parecido a un slogan publicitario que a un verdadero problema económico. ¿Cómo llegó? ¿Por qué se va?

Para poder hacer cambios políticos, invadir Irak, restringir las incómodas libertades civiles, acotar los derechos humanos… tuvieron que inventar un miedo político. Para poder hacer cambios económicos se debe crear un miedo económico. Aparece la crisis.

Quizá es un experimento, una estrategia planeada para que los gobiernos pudieran meter la mano en ciertos bancos, o para terminar con los derechos sindicales, para crear un sistema y un capitalismo mucho más fuerte y blindado ante los cambios que se avecinan y de paso, para dejar en ridículo a esas voces críticas de la izquierda que tanto parecen incordiar al capitalismo. Si se puede mentir en las noticias sobre la guerra, el terrorismo, los terroristas, si se pueden crear enemigos y batallas, héroes y armas de destrucción masiva ¿por qué no inventar una crisis?

Los políticos llevan ya meses diciéndonos que la crisis, esa que cuando empezaba no existía, ya ha pasado, como si se tratara de una especie de tormenta, pero el desmoronamiento de Grecia arruina toda la inversión que ha hecho Europa en publicidad engañosa. El ministro de Economía alemán, Rainer Br derle, adelantó que el paquete de ayudas deberá tener un volumen de 135 mil millones de euros (178 mil millones de dólares) para un periodo inicial de tres años que podrá elevarse según se vaya descubriendo la profundidad del abismo.

Los malabarismos a los que se enfrentan ahora los publicistas y escribanos de discursos, para explicarnos lo que esta ocurriendo manteniendo una imagen de estabilidad, rayan en lo surrealista.

Las piezas del puzzle no encajan.

¿Es Grecia una víctima de esta inexplicable crisis? No. El problema de Grecia no ha sido cuestión de mercado, de una mala inversión o de un abuso bancario puntual. Ha sido una acumulación de malas prácticas económicas y políticas realizadas impunemente durante décadas y escondidas bajo la alfombra para poder hacerse la foto con la Unión Europea, esa que ahora finge tanta sorpresa. Se llama corrupción. Esa es la verdadera crisis y no es algo que ha caído de pronto como un meteorito.

¿Si Portugal se viera afectada por el mismo problema griego, significa que ha mantenido el mismo nivel de ineficacia y corrupción? ¿Se verá afectada España? Tranquilos, la Ministra lo ha dejado claro en la televisión: “tenemos un plan”.

Parece que van a caer por orden, según el tamaño de sus mentiras económicas. Quizá el problema haya sido el consentimiento y la complicidad de toda la Unión Europea. Corrupción tácita a gran escala. Tenían un fin que ha justificado los medios, y ahora los medios pasan factura.

La crisis no es el virus de la gripe A (por cierto ¿otra mentira?). Quieren pintar a Grecia como una tambaleante ficha de dominó tocada por la crisis, y que debe mantenerse erguida con un viagra económico de cientos de miles de millones urgentes para evitar que tire a las que tiene al lado. ¿Tanto dinero tiene Europa como para inyectar semejante paliativo? En todo caso, si caen algunos países débiles de su alrededor será por el efecto del derrumbe que se lleva a los edificios contiguos. La crisis será pues, una simple excusa de cara a los ciudadanos.

Europa se ha construido, se ha dicho muchas veces, sobre una ficción. No tiene base sólida. Me extraña que los mandatarios y sus economistas, sustitutos de aquellos brujos y astrólogos que acompañaban a los emperadores de otras épocas, no lo hayan visto antes. O los expertos son incompetentes o son cómplices. Prueba de ello es que los lobbies están ganando más que nunca, aunque trabajen sobre un suelo que se agrieta.

En cualquier caso, el fracaso del capitalismo es algo que no tiene vuelta de hoja. Evo Morales, que salió en todos los medios de comunicación ridiculizado por comentar un tema de hormonas relacionadas con los pollos, no fue tan difundido cuando dijo algo mucho más importante: “O se muere el capitalismo o se muere el planeta”. Nos guste o no, eso es verdad hasta para los banqueros. Lo malo es que los capitalistas prefieren morir matando el planeta y viceversa. Como ejemplo tenemos a la petrolera holandesa Shell que ha comunicado un incremento de su beneficio neto del 57% en el primer trimestre, llegando a los 5.480 millones de dólares. Al igual que su competidora BP, que ha duplicado sus beneficios. La clave de los buenos resultados de Shell es la subida en el precio del crudo y la mejora en los márgenes en el negocio de refino, a no decir de dos grandísimos yacimientos descubiertos recientemente, uno de ellos en Brasil. Shell elije tener beneficios hoy, aunque el planeta muera ahogado en su propio vómito. Conocen las consecuencias de su política, sus compradores las conocen también… pero todo sigue igual.

Por desgracia, no puede desaparecer el capitalismo sin que haya algo que rellene el hueco, y el hueco es enorme. No podemos eliminar el petróleo o la gasolina sin tener listo otro mercado alternativo. Y la culpa no la tiene siquiera la idea del capitalismo, si es que este concepto tiene fundamentos teóricos, si no la avaricia, la corrupción, la ineptitud del ser humano, que va más allá de las teorías y los conceptos.

El fin del capitalismo vendrá desde otro frente, del propio capitalismo; se llama China. El día que China se convierta completamente al capitalismo hará un efecto agujero negro y lo absorberá y devorará hasta su fin. Probablemente se tragará al planeta entero. Fue Humberto Eco quién puso un ejemplo; si todos los chinos quisieran usar ahora papel de baño, habría que cortar todos los bosques del planeta y aún así, no habría papel suficiente.

Todas las ideologías políticas tropiezan con la misma piedra: tienen que ser puestas en práctica por seres humanos. Ser un militante comunista (por ejemplo) no es garantía de honradez. Hay genocidas, asesinos, ladrones, bárbaros y saqueadores en toda la historia del capitalismo, del socialismo, del comunismo, del fascismo, Stalinismo, Franquismo, Maoísmo, del catolicismo, de cualquier “ismo” de la colección. La praxis se vuelve imposible. Las ideas quedan reducidas a utopías románticas, por desgracia.

La crisis que nos tratan de vender, ya sea la de Grecia, Europa o la del mundo entero, es solo eso, una campaña que se suma a la de Bin Laden, Sadam, Iran, NH1, Al Queda… que en el fondo solo trata de tapar, confundir, ocultar, de excusar una crisis mucho más profunda, que lleva mucho más tiempo, que nos está carcomiendo hasta lo más profundo y que los dueños del sistema conocen bien: la del espíritu humano.

Sería paradójico que Grecia, cuna de la civilización en Europa, fuera el tapón de esta bañera y llevara a la Unión hasta su tumba.