El comercio bilateral tuvo un crecimiento «espectacular», de «780 por ciento desde el inicio de mi gobierno», en 2003, y alcanzó 36.000 millones de dólares en 2009, pese a la crisis económica global, destacó el mandatario brasileño.
Pero se trata de un intercambio desigual. Brasil exporta especialmente minerales y productos agrícolas en su casi totalidad, e importa manufacturas chinas.
Los varios acuerdos firmados en el encuentro de este jueves en Brasilia tratan del área agrícola, incluyendo la cooperación entre centros de investigación y cuestiones fitosanitarias, para ampliar las exportaciones primarias brasileñas.
Los convenios comprenden además la exportación de petróleo y acuerdos entre las empresas estatales de los dos países para exploración de hidrocarburos en Brasil. Pero también se incluyeron temas tecnológicos, como el lanzamiento de satélites conjuntos, en un programa que se desarrolla hace muchos años, y la propiedad intelectual.
Pero el principal documento firmado por Lula y su par de China, Hu Jintao, fue el Plan de Acción Conjunta (PAC), que establece orientaciones para «ampliar y profundizar las relaciones bilaterales en todas las áreas» y en los próximos cuatro años.
Las directrices establecen objetivos, metodologías e iniciativas en 11 áreas. En la cultural, por ejemplo, se prevé la celebración de «Un mes de China en Brasil» este año y un período similar de Brasil en 2011. En educación se anuncia el canje de becas y otras formas de intercambio, además de la enseñanza de las lenguas de los dos países en las universidades.
Además, el documento de 9.857 palabras en portugués ordena las tareas de varias subcomisiones, coordinadas por la Comisión Sino-Brasileña de Alto Nivel de Concertación y Cooperación, que tratarán de acciones conjuntas en cooperación espacial, tecnologías de la información, ciencia, agricultura, sanidad vegetal, energía y minería, además de temas mas generales como economía y política.
Se trata de «vocaciones universales e intereses globales», comunes a los dos países, que conducen a la «alianza estratégica» entre Brasil y China, dijo Lula, luego de llamar a Hu «amigo» y «estadista» y de solidarizarse con él por el terremoto ocurrido en el noroeste de su país.
A causa de la catástrofe, que mató a más de 700 personas y dejó miles de heridos, Hu tuvo que adelantar su partida de Brasilia a la noche de este jueves, suspendiendo la gira por Chile y Venezuela.
Por eso la Cumbre del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se adelantó también para la noche de este jueves, en lugar de la mañana del viernes.
La visita de trabajo del presidente chino aprovechó la cuarta reunión cumbre del Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA), un foro creado hace siete años y que busca un nuevo tipo de integración entre países del Sur y de distintos continentes, involucrando también a la sociedad.
Se aprovechó asimismo la presencia de los mandatarios y del primer ministro indio, Manmohan Singh, para reunir al grupo BRIC.
Lula habló, durante la presentación de los acuerdos con China, de los avances brasileños en economía, que, acompañados del rápido crecimiento chino, hacen que los dos países tengan «condiciones, y la obligación, de luchar por otro orden internacional».
El orden a superar es el de la «globalización asimétrica y disfuncional», observó.
Brasil es hoy una «potencia agrícola» y el acuerdo fitosanitario firmado ampliará sus exportaciones agrícolas. Pero Brasil puede también ampliar sus ventas de productos tecnológicos, como aviones y componentes, porque las dos naciones también cooperan en esa industria y en tecnología espacial.
El lanzamiento del cuarto satélite chino-brasileño, en un futuro próximo, apunta a la profundización de la alianza bilateral, según Lula. Pero las exportaciones están dominadas por productos primarios.
La empresa estatal china Sinopec ya es la mayor importadora de petróleo brasileño, con 200.000 barriles diarios, comentó Lula.
La alianza se extiende a muchas negociaciones internacionales, ya que China se unió al Grupo de los 77 países, que representa al mundo en desarrollo en los órganos multilaterales.
El crecimiento económico de China, cercano a las dos cifras anuales, generó un amplio mercado para los productos agrícolas y mineros brasileños, pero los empresarios y analistas temen que esa relación convierta e este país sudamericano en mero proveedor de materias primas.
El estrechamiento de las relaciones ya condujo a Brasil a reconocer a China como una «economía de mercado», aunque la opinión pública económica de este país no esté convencida de esa condición de la potencia asiática.
Hu manifestó que Brasil y China diversificarán e incrementarán su comercio bilateral y agradeció la solidaridad recibida ante el desastre humano que causó el terremoto.