Me siento la Sarmiento del Bicentenarioy anunció el plan «Conectar Igualdad» que va a entregar Netbooks a los alumnos de los colegios secundarios. Tras una «licitación pública internacional» se impuso la empresa Telefónica Móviles Argentina con una netbook al precio de 273,14 dólares.
Y parece que el siguiente dato –insistente mención tanto en partes de prensa como en declaraciones de funcionarios– es un logro clave del plan: los equipos son muy superiores a los del plan Ceibal uruguayo
. Tienen 160 GB de disco, dispositivos de vigilancia anti-robo, transmisión de video, garantía por tres años y están provistas de Microsoft Windows «Pro» y el paquete ofimático Microsoft Office 7, junto con otras aplicaciones seguramente más cercanas al contexto educativo.
Según cuenta el Ministro de Educación, Dr. Alberto Sileoni, en ésta entrevista, el dispositivo dispone de un sistema de vigilancia y monitorieo, que permite que cuando el docente lo desee bloquee y ponga en negro la pantalla de todos los alumnos
. En otra ocasión señaló que el sistema puede bloquear la instalación aplicaciones no autorizadas… esperemos que el panóptico de seguridad no termine provocando en nuestras escuelas escándalos como el ocurrido en los secundarios de Pennsylvania.
Queda claro, al contrario de la insistente evaluación oficial, que las características del equipo son más bien inferiores a los del plan Ceibal uruguayo… así como la calidad de los manuales educativos no se miden por lo grueso del libro, la netbooks educativas no deberían medirse solamente por el número de «megas» en el disco.
Mas bien, pesan otras características, como entregar o no, la formación informática básica de nuestro país, al modelo privativo de vigilancia, dependencia y monopolio de Microsoft, o al modelo público y abierto del software libre, que promueve la independencia tecnológica y se basa en el paradigma de libre acceso al conocimiento de la ciencia.
Esta evaluación cualitativa al parecer quedó fuera de las consideraciones oficiales, a contramano de muchos de gobiernos latinoamericanos que tomaron en cuenta las implicancias políticas, económicas y tecnológicas de por qué adoptar software libre, como en Venezuela, Ecuador o Brasil, y en especial, en el campo de la educación e inclusión digital, donde el Plan Ceibal en Uruguay, Un computador para todos en Brasil (un plan ambicioso, que recientemente el gobierno volvió a ratificar), o el Proyecto Canaima Educativo en Venezuela, confirman el rumbo trazado.
Se podrá objetar a estas críticas que es mejor comer una hamburguesa de McDonald’s que no comer nada. Es verdad, es una buena comparación, pero semejante plan alimentario sería motivo de un justificado escándalo.
Para finalizar, recordemos el profético furcio de Deolindo Bittel: la alternativa del ahora es «liberación o dependencia», y nosotros vamos a optar por la dependencia
.
Vale la pena leer esta entrada elocuente en el blog de Federico Heinz: […] Esa misma concepción de Windows como parte inseparable de la computadora es, precisamente, una de las razones por las que ponerlo en las computadoras de los estudiantes es un error: estamos reforzando, desde el sistema de educación pública, la idea equivocada de que no hay ni podemos construir alternativas viables a lo que nos ofrece una corporación en particular. Al tiempo que hace alarde de enfrentarse a los monopolios, nuestro gobierno está convirtiendo a la escuela pública en un espacio de publicidad para uno de los monopolios más claros y dañinos del planeta, al tiempo que legitima ante los niños sus prácticas de mercadeo y licenciamiento, caracterizadas esencialmente por la restricción de la libertad de sus usuarios.
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