La hipócrita demanda fue exigida luego de conocerse la muerte de un preso común cubano –erigido a la condición de preso político por la contrarrevolución nacional e internacional- como consecuencia de una huelga de hambre. Similar exigencia realizó Hillary Clinton –sólo que las siglas de la UE fueron cambiadas por las de los EE.UU.- y un sin fin de siniestros individuos. Pero, para no extenderme demasiado, me referiré únicamente a la desfachatez que el presidente del Gobierno español rebosa a raudales por todos sus poros.
No me detendré a analizar el caso del preso fallecido, cuya demanda “política” para dejar la huelga de hambre se resumía a que le instalaran un televisor, una cocina y un teléfono en la celda. A este respecto, hoy sólo me limitaré a decir que toda muerte humana es dolorosa y lamentable, y a invitar al posible lector de esta nota a que lea el artículo de Enrique Ubieta Gómez: http://www.cubadebate.cu/
Una vez más, la prensa reaccionaria miente al decir que ningún medio de comunicación cubano ha difundido la noticia del preso fallecido. Añadiré que el artículo de Ubieta fue publicado el 24 de febrero en Cubadebate, que no es un medio desconocido para nadie -ni para los amigos ni para los enemigos de la Revolución-, sino un diario digital donde inicialmente se publican todas las Reflexiones de Fidel y que, obviamente, por ese y otros motivos se lee mucho en Cuba y en el resto del mundo. Concluiré este apartado diciendo que, además del texto de Ubieta ya mencionado, también Cubadebate publicó esta noticia el mismo 24 de febrero, no muchas horas después del trágico suceso: http://www.cubadebate.cu/
Y ahora continúo con el presidente del Gobierno español y presidente de turno de la UE. Zapatero habla de presos de “conciencia”, y este calificativo como mínimo me lleva a hacerme una pregunta: ¿Qué conciencia puede tener un individuo que trabaja a sueldo de una potencia extranjera, cuyo perverso objetivo es el de derrocar a un Gobierno y a un sistema sociopolítico que, de manera consciente y democrática, ha sido elegido y refrendado repetidas veces por la inmensa mayoría de la población? A eso mismo se dedicaban los famosos 75 detenidos y condenados en 2003, entre los que, por cierto, no se encontraba el preso recientemente fallecido, a pesar de haber sido detenido por última vez en el transcurso de ese mismo año.
Contrariamente a lo que las lenguas más interesadas o ignorantes dicen –según los casos-, estas personas no son presos de conciencia perseguidos por sus ideas, sino que fueron detenidos y condenados por delitos debidamente probados. Tras los juicios, numerosas pruebas –incluidas las cinematográficas- fueron presentadas a la prensa nacional e internacional. Resumiendo, estos individuos se prestaron –nunca por convicciones políticas sino por dinero, lo que les convierte en mercenarios- a participar en operaciones subversivas del Gobierno de los Estados Unidos, con el propósito final de derrocar al Gobierno cubano, destruir la labor de la Revolución e instalar un nuevo orden político, económico y social favorable a los intereses estadounidenses. Y ahora pagan el precio de su torpeza. ¿Qué gobierno del mundo va a ser tan autodestructivo como para permanecer impasible, mientras hechos de índole semejante se suceden en su propio territorio? Todos los países del mundo disponen de un arsenal jurídico que les permite defender la independencia nacional de agresiones extranjeras; la mayoría, además, mucho más severo que el de Cuba.
Pero no importa lo dicho. Los “paladines” de los derechos humanos seguirán otorgándoles la etiqueta de presos políticos, aunque nadie, absolutamente nadie conozca programa político alguno que los defina; sencillamente porque no lo tienen y, obviamente, nunca lo han presentado.
Las exigencias realizadas por Rodríguez Zapatero al Gobierno cubano no pueden ser fruto de una enorme –ni pequeña- sensibilidad hacia el dolor ajeno –eso no se lo cree nadie-, como tampoco pueden ser consecuencia de la desmemoria o la ignorancia, sino, en todo caso, como producto de un servilismo interesado para con el gran capital sumado a un crónico empacho de soberbia y cinismo. Hagamos un breve repaso para ver como andan los derechos humanos en el Estado español que él gobierna, y veremos si tiene legitimidad o no para expresar sus chulescas exigencias al Gobierno cubano.
Dispersos en diferentes y lejanas cárceles españolas, existen hoy unos 700 presos políticos vascos –más que en los tiempos de Franco-, así como unos cuantos también del resto del estado. Se podrá o no estar de acuerdo con los métodos utilizados por estos para la lucha que han llevado a cabo hasta ingresar en prisión, pero lo que no se puede negar es que el motivo de su actividad era única y exclusivamente político. Y esto no sólo lo digo yo, sino muchísima gente, entre los que se encuentran algunos relatores de ONU.
En las dependencias policiales del Estado español se ha practicado la tortura hasta la saciedad –varios torturados han muerto a causa de las mismas, y no pocos de los torturadores protegidos, condecorados y hasta ascendidos-. Hoy, en la España de Zapatero y con una impunidad asombrosa –los jueces acostumbran a mirar para otro lado-, se sigue practicando la tortura. Casos recientes como el de Igor Portu, por citar un solo ejemplo, así lo certifican. También, en cuanto a la tortura se refiere, algunos organismos internacionales han llegado a llamar la atención al gobierno del “paladín” de los derechos humanos.
Conviene recordar que el actual ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue portavoz del gobierno en la siniestra época de los GAL. Este “grupo” de mercenarios, pagados con el dinero del Estado, practicó el secuestro y asesinó a 27 personas en una de las épocas más oscuras de la “democracia” española. La denominación “señor X” de los GAL apunta a Felipe González, militante del PSOE, el partido de Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno español, lejos de aborrecer y apartar a González por su responsabilidad en hechos tan graves, todavía lo ensalza y lo exhibe en los mítines electorales del partido como si de un ejemplo en derechos humanos y democracia se tratara. Pero lo cierto es que, durante las tres legislaturas en que González gobernó (1982-1986), además de los 27 muertos ya mencionados y causados por el terrorismo de Estado, también acumuló este terrorífico palmarés: 11.424 vascos fueron detenidos por cuestiones políticas, de los cuales 2.328 fueron encarceladas; más de 900 detenidos sufrieron torturas, muriendo 6 de ellos a consecuencia de las mismas; 8 presos políticos murieron en prisión; otro más en huelga de hambre; 3 personas fueron desaparecidas…
De sobra se conoce que algunos países europeos albergaron en sus territorios cárceles secretas de la CIA; consintiendo, otros, la utilización de sus aeropuertos en los vuelos secretos de la agencia estadounidense para trasladar a sospechosos hacia centros de tortura, incluido al de Guantánamo. Investigaciones de la propia ONU arrojaron la información de que en 68 de los 1.245 vuelos ilegales realizados por la CIA para realizar los traslados, éstos utilizaron diez aeropuertos del Estados español, durante los mandatos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.
Ante el no reconocimiento de estos hechos tan repugnantes, Colin Powell, quien fuera secretario de Estado estadounidense por aquel entonces, arremetió desenmascarando a los mandatarios europeos: “Lo que son es unos fariseos, porque allí todo el mundo sabía que eso estaba pasando”.
Tanto González como Zapatero ensalzan y protegen a Juan Carlos de Borbón, actual rey de España que fue elegido por Franco -nunca por la población- para que a su muerte le sucediera en la jefatura del Estado. Y todos sabemos que Franco llegó al poder tras derrocar al legitimo gobierno de la Segunda República. En el transcurso de la Guerra Civil y la posterior represión de la dictadura franquista fueron torturadas y asesinadas millones de personas. En 31 años de “democracia española”, ninguno de los responsables ha sido juzgado; por el contrario, muchos de ellos han gozado –y gozan- de grandes privilegios. En el transcurso de esos tres decenios el PSOE ha gobernado durante 18 años, pero nunca movió un solo dedo para revertir la humillante situación. El 31 de octubre de 2007 se aprobó La Ley de Memoria Histórica, que no deja de ser un mal zurcido parche para salir del paso, puesto que tampoco resuelve ni resarce gran cosa.
El PSOE, partido en el gobierno actual, es coautor junto al PP de la Ley de Partidos. Esta ley fue creada para eliminar de la escena política a un sector nada desdeñable de la sociedad, mediante la ilegalización de una formación política y el encarcelamiento de no pocos de sus dirigentes; Patxi López, por ejemplo, jamás hubiera llegado a la presidencia del gobierno de la CAV si previamente y gracias a la citada ley no hubiesen alterado la composición del parlamento vasco. También la ONU, mediante su relator por la promoción de los Derechos Humanos, Martin Scheinin, criticó la citada Ley de Partidos, además de otros oscuros aspectos de la “democracia” que tan orgullosamente defiende Zapatero, no importándole a éste, además, que en las pasadas elecciones generales, en 2008, un número de papeletas sin determinar –miles- fueran sospechosamente extraviadas.
Según el artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, el trabajo es un derecho, pero en el Estado español existen hoy mismo más de 4.000.000 de desempleados, el 20% de la población activa aproximadamente; la igualdad social –artículo 22- también es un derecho que no se respeta –no creo que Botín e individuos semejantes se muevan en igualdad de condiciones que un desempleado o un obrero que sólo cobra el Salario Mínimo Interprofesional, uno de los más bajos de Europa, como tampoco creo que las mujeres y en infinidad de campos gocen de las mismas posibilidades que los hombres-; el derecho a la vivienda también es una quimera en el Estado español, donde, a pesar de que existen millones de ellas vacías, más de un millón de personas viven en la calle sin techo que les cobije; la libertad de expresión –artículo 19- no está garantizada para los gobernados de Zapatero, ya que existen periódicos y emisoras de radio cerradas, y las manifestaciones en la calle son muy a menudo duramente reprimidas por la policía; el derecho a la educación –artículo 26- de alguna manera también se vulnera, porque dice la “Declaración” que “debe ser gratuita” y la gratuidad no está asegurada, además en el Estado español todavía existen analfabetos; en Sevilla, por ejemplo, se han alfabetizado recientemente no pocas personas y, caso curioso, lo han hecho con el método cubano “Yo, si puedo”; el derecho a la emigración –artículo 13- es vulnerado por la Ley de Extranjería; el derecho a participar libremente en el gobierno de su país –artículo 21- más de lo mismo; con sólo depositar cada cuatro años el voto en una urna, que actualmente es a lo único que tiene acceso el ciudadano gobernado por Zapatero –y no todos, por cierto-, es imposible participar en el gobierno… Y finalizo con las “grandezas” de los “demócratas” españoles y europeos.
Volviendo a Cuba, diré que en 2007 y con el apoyo de la inmensa mayoría de sus miembros, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió eliminar el relator especial para Cuba por innecesario.
Después de la exposición realizada, no creo necesario añadir que la UE carece de toda legitimidad moral para, como propone el presidente del Gobierno español y presidente de turno de la UE, reivindicar la vanguardia de la defensa de los derechos humanos y, muchísimo menos, para exigir a Cuba que respete y libere a los presos de “conciencia”.
A José Luis Rodríguez Zapatero le sienta muy mal el disfraz de paladín de los derechos humanos. Llamarle hipócrita es poco. Sin embargo, no utilizaré un calificativo más contundente, aunque ganas no me falten y sin duda se lo merezca.