José Prudencio Silva

Ya no es un rumor, menos una suposición, ni siquiera es una pequeña alarma. Lo que acontece en las fronteras del Táchira, Zulia, amazonas y dentro del territorio merideño y la zona minera de Bolívar, es una situación claramente alarmante. El paramilitarismo, que es decir lo mismo que el narco tráfico o el poder gobernante en Colombia, ha penetrado con fuerza hasta el punto de estar provocando los primeros desplazados del lado venezolano de las fronteras, a la vez que produce victimas mortales venezolanos. Con esa acción, de igual manera se fortalece la presencia de sicarios al servicio del paramilitarismo.

Si recordamos que dentro de la estrategia narco paramilitar yanqui colombiana, está la de debilitar al estado venezolano, para ir creando las condiciones de una escisión que daría origen a otra nación conformada por la unión de territorios fronterizos de Colombia y Venezuela, no tiene nada de raro que los gobernadores de los estados Táchira y Zulia, sean los consentidos del gobierno Norteamericano; que estos gobiernos regionales, estén estrechando lazos peligrosos con el terrorismo reinante y gobernante hoy en Colombia y bajo el auspicio del departamento de estado sionista yanqui. Mas aun hoy que se descubre el potencia energético existente en el GOLFO de VENEZUELA al que tanto le fijan la atención la oligarquía Colombiana y sus amos los sionistas gobernantes en USA e Israel

Se que el estado venezolano está actuando en esas regiones, pero creo que es de manera débil. Debido a la fuerza con que está avanzando el sicariato o paramilitarismo en esas regiones, se impone la necesidad de una mayor fuerza organizada y armada, dotada de una red de inteligencia capaz de detectar y neutralizar a las fuerzas enemigas narco paramilitares de Colombia y que nos pudiera afectar en nuestra soberanía e integridad territorial, entrenadas por fuerzas elites del estado sionista Israelí. En esta etapa juega un papel importante las fuerzas de reserva nacional venezolanas en conjunción con el ejército Venezolano y con un entrenamiento especial para las tareas de detección y eliminación del enemigo de la nación, infiltrados y, los que siendo nacionales, colaboran y conspiran contra la nación venezolana y su pueblo.

Hay gritos de alarma desde el estado Amazonas, donde se habla hasta de jueces al servicio del narco para militarismo, de patrullas irregulares narcoterroristas cerca de Puerto Ayacucho, de la penetración del paramilitarismo en las extracciones ilegales de oro y diamante en Bolívar. Para nadie es secreto, que el negocio de la droga trae consigo un estado de violencia y crimen. El narco tráfico en este momento, con la complicidad de los poderes dominantes en USA, se ha trazado la meta de tomar el control político y económico de varias naciones, para así fortalecer la dependencia del país del norte sionista, esa es la causa fundamental de la violencia en Colombia, México, panamá y en Venezuela. El uso de la droga como medio de enriquecimiento y de destrucción de la moral de los pueblos, es el gran instrumento del imperio para sostener la dominación y explotación de otros países. Incluso las clases dominantes en EE.UU. han establecido un reino del vicio de la drogadicción en su propio territorio, convirtiéndolo de esa manera en la nación de mayor demanda y consumo de sustancias alucinógenas del planeta, y convirtiéndose en el mayor productor de marihuana, desarrollando una variedad más destructiva y adictiva.

Visto el panorama terrorífico que nos pretenden imponer y que se está ejecutando ahora, se requiere darle un carácter de urgente a las respuestas necesarias para frenar el mal antes que se arraigue más y sea más dolorosa la respuesta. Parte de esa respuesta pasa por eliminar definitivamente el contrabando hacia Colombia de productos y combustible venezolano que generan poder económico y militar para los narco paramilitares, a la vez que se hace necesario eliminar las fuentes internas de apoyo a esa bestial aberración criminal.

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