Página12
Peronismo disidente no hay uno solo. Con la proliferación de candidatos presidenciales, el PJ anti K se dirime entre sostener unido el frente parlamentario opositor y dar rienda suelta a la puja entre los referentes que aspiran a convertirse en el líder que le disputará al kirchnerismo la estructura partidaria y el gobierno. Varios de ellos ya están de campaña y relegaron la prioridad legislativa después de que las embestidas opositoras no alcanzaron los objetivos que se habían trazado en el Congreso. “El candidato soy yo”, dijo Eduardo Duhalde decidido a no bendecir a ningún otro aspirante mientras busca renovar lealtades en el conurbano bonaerense. Francisco de Narváez dejó en un segundo plano su tarea como diputado y privilegia recorrer el país para fortalecer su aspiración presidencial, que diluye su tropa bonaerense. Felipe Solá dividirá ahora su tiempo entre el Congreso y armar su propio partido “transversal”.
Por ahora todos ellos comparten charlas, actos y negociaciones con los mismos dirigentes justicialistas del interior, donde tampoco faltan aspirantes a presidente: el chubutense Mario Das Neves, el puntano Adolfo Rodríguez Saá, el entrerriano Jorge Busti y el salteño Juan Carlos Romero, entre otros. Pero todos siguen con sigilo la decisión que tomará el eterno e indeciso candidato presidencial Carlos Reutemann.
A la cabeza
Duhalde ya salió de campaña y busca recobrar lealtades en el conurbano con actos públicos y negociaciones reservadas. Cerca del ex mandamás del PJ bonaerense afirman que “el Cabezón ya aseguró que no va a bendecir a otro candidato y está convencido de que va a ser él quien va a echar a los Kirchner con los votos”.
Después de abandonar su anunciado retiro político, Duhalde empujó la unidad del PJ anti-K en el Congreso, pero se mostró decepcionado cuando sus legisladores más cercanos fueron relegados de los lugares de conducción. Luego intentó dictar doctrina desde la tribuna del Movimiento Productivo Argentino, comenzó a frecuentar a viejos amigos con estructura territorial propia y a tratar de fogonear a su propio candidato.
Sin demasiada recepción, decidió meterse de lleno en al pelea. Ahora, recorre el conurbano de la mano de los más fieles. Su segundo acto como candidato fue en San Martín, el distrito donde Graciela Camaño y Carlos Brown juntaron a militantes de la primera sección electoral de la provincia para ofrecerle otra tribuna. La estrategia duhaldista es mostrar un mensaje claramente contrapuesto con los K –como empujar un plebiscito para terminar con los juicios a los represores de la dictadura– y encontrar “un amplio eco e impacto mediático” que lo muestren en el centro de la escena.
Convencido de que la gran batalla será en el seno del PJ, Duhalde no descarta a nadie en las negociaciones y dialoga frecuentemente con Solá. A pesar de que no lo excluye, su relación con De Narváez quedó muy dañada en 2009 cuando el empresario empujó fuera de su lista a los candidatos duhaldistas que le aportaron estructura territorial para la campaña. En el entorno de Duhalde se entusiasman con el encuentro con Busti: afirman que el entrerriano “tiene un instinto muy fino a la hora de saltar de bando. Antes se pasó al kirchnerismo que después triunfó. Ahora los abandona y se acerca a Duhalde”.
Adicto a los sondeos de opinión, Duhalde ya mandó a medir a Camaño como candidata a gobernadora en la provincia. La diputada era su elegida para comandar la numerosa bancada del PJ disidente en la Cámara baja, que finalmente quedó en manos de Solá. Entonces, Camaño armó su propio bloque, el Peronista, donde aglutinó a los reacios a Felipe. Ahora abre con frecuencia las puertas de su despacho a los legisladores del peronismo disidente que no ven con buenos ojos el “sometimiento” de Solá a la estrategia legislativa de Elisa Carrió.
Camaño se muestra como uno de los principales eslabones del “Grupo A” en Diputados desde la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales y no le faltan aspiraciones. Aunque sabe que en la carrera electoral y en la intención de abrirse paso entre los sectores medios de la sociedad todavía carga con un pesado lastre: ser la esposa del gastronómico Luis Barrionuevo.
De la provincia a la Nación
De Narváez recorre el país con su propuesta de “federalizar la política”, se reúne con dirigentes justicialistas del interior y no oculta sus aspiraciones presidenciales. Dejó trascender que esperará el momento “oportuno” para recurrir a la Corte Suprema en su afán por participar de la carrera presidencial sorteando el obstáculo constitucional de su condición de colombiano e hijo de extranjeros.
El encuentro con Reutemann en Santa Fe, donde –según aclararon– “no se habló de candidaturas”, lo distanció aún más de Mauricio Macri, su ex socio político, con quien conformó junto a Solá la tríada que venció a Néstor Kirchner en la provincia. De Narváez también se reunió con Busti y el viernes se mostró junto a los hermanos Rodríguez Saá en San Luis.
A diferencia del resto de los referentes del PJ disidente en el Congreso, el empresario no disputó lugares destacados en la estructura legislativa, más allá de tratar de colocar en puestos estratégicos a sus hombres de confianza. No disfruta de la labor parlamentaria, aunque tampoco esquiva las cámaras de TV cuando su privilegiada agenda proselitista le deja huecos para mostrarse en los debates legislativos pero sin participar de lleno en la discusión.
Sus hombres más cercanos le quitan importancia, pero su vuelco a la disputa presidencial empezó a diezmar la tropa propia en la provincia de Buenos Aires. “Nos sentimos algo huérfanos”, admitieron algunos de ellos consultados por Página/12. Sus rivales en la interna del PJ son más crudos, sin dejar de apuntarles a los K: “El Colorado tiene miedo de hacerse cargo de la provincia con el déficit que tiene. Dice que podrá hacer poco o nada”, argumentaron ante este diario.
El adelantado
A pesar de su inexperiencia parlamentaria, Solá supo reconstruir su imagen desde el Congreso. Fue un adelantado en hacer públicas las disidencias dentro del bloque K de diputados y en aglutinar a los rebeldes. Después de las elecciones de 2009 armó su propio bloque, aunque no con todos los legisladores que anunciaba.
Con 29 diputados, el Peronismo Federal es la tercera minoría en la Cámara baja, detrás del kirchnerismo (87) y la UCR (43), pero no es el único bloque del PJ disidente: además del de Camaño, están los chubutenses de Das Neves, los pampeanos de Carlos Verna y otros sueltos. En su seno del bloque Federal conviven los que acompañaron a Solá, los fieles a De Narváez, los que coquetean con el duhaldismo, los que responden a los puntanos Rodríguez Saá y al salteño Romero, los reutemistas santafesinos que comanda Jorge Obeid y hasta Enrique Thomas, el único diputado peronista alineado con Julio Cobos.
Solá sabe que el bloque le ha dado un importante protagonismo parlamentario, pero que su conformación heterogénea mengua sus aspiraciones políticas. Por eso decidió repartir su tiempo entre la actividad legislativa –donde impulsa la estrategia de no dar tregua al kirchnerismo– y a armar su propio partido.
Ahora se dedicará a suplir su principal falencia: la falta de estructura propia y anclaje territorial. Sus allegados afirman que “Felipe no cerró las puertas a competir en la interna del PJ, pero prepara un Plan B para escaparles a las trampas que los K pondrán en el camino”. Por eso impulsa un partido que incluya transversalmente a “otras fuerzas que vayan más allá del peronismo”. Por ahora prefiere guardar herméticamente quienes integrarán ese espacio para que no desdibujar el “factor sorpresa”.
A medida que se acerca el cronograma electoral de 2011, los caminos de los principales referentes del PJ anti-K se bifurcan. Habrá que ver si este proceso consigue mantener el frente parlamentario opositor que también comparten con sus futuros rivales.