Silvia Pisani
«Esperamos tener un muy buen diálogo», dijeron a LA NACION anoche fuentes cercanas al Departamento de Estado al confirmar el nuevo plan. «La relación con Buenos Aires importa», añadió el mensaje. La impresión es que hay buen clima para el encuentro.
Originalmente, Clinton no había incluido a la Argentina en su primera gira de trabajo por el Cono Sur, que empieza hoy y en la que sí, desde un primer momento, se propuso visitar Uruguay, Brasil y Chile.
Fue la tragedia en Chile la que aceleró el cambio de planes. Las derivaciones del devastador terremoto obligaron a acortar la estadía de Clinton en Santiago. Y eso le da chance de una escala en Buenos Aires.
«Hemos añadido una escala en Buenos Aires», confirmó, anoche, pasadas las 22 (la cero hora en la Argentina), el secretario adjunto para la región, Arturo Valenzuela. El mensaje del funcionario llegó por twitter y fue toda una sorpresa para quienes, desde hace días, venían siguiendo las peripecias del viaje. Hubo llamados de desconcierto a funcionarios que ya se habían ido a dormir.
Junto con la escala, se confirman las impresiones de un esfuerzo compartido por intentar reencauzar la relación bilateral, tal como La Nacion informó en su edición de anteayer. Es que, tras una semana de nuevos desencuentros, ambos gobiernos parecen dispuestos a intentar revertir el deterioro que en los últimos tres meses sufrió la relación bilateral.
El anuncio de la escala se hizo con la funcionaria ya en viaje hacia el Cono Sur. Aun con posibles modificaciones, el nuevo plan prevé que Hillary Clinton llegue a Montevideo para asistir a la asunción de José Mujica. Por la tarde irá a Buenos Aires, donde pasará la noche. Mañana viajará a Chile, para una visita mucho más corta que la prevista originalmente. «Puede haber nuevos cambios», dijeron ayer colaboradores de la funcionaria.
Durante la tarde de ayer, el canciller Jorge Taiana había mantenido un permanente contacto con altos funcionarios del Departamento de Estado e incluso con la propia secretaria de Estado para terminar de definir el encuentro de hoy con la presidenta Cristina Kirchner, dijeron anoche fuentes de la cancillería argentina.
Los pedidos del Departamento de Estado de adelantar el horario de la reunión prevista para la tarde en Montevideo para antes de la asunción de Mujica recibieron como respuesta una negativa del gobierno argentino. Para poder hacerlo, la presidenta Kirchner tendría que modificar el horario de su discurso ante la Asamblea Legislativa, cosa que definitivamente no haría, fue el mensaje de Taiana al Departamento de Estado.
Taiana también habló por teléfono con la embajadora de Estados Unidos en la Argentina, Vilma Martínez, una de las interlocutoras permanentes durante las negociaciones para definir la agenda de la reunión.La confirmación de la inesperada visita tomó por sorpresa a funcionarios de la cancillería.
Cristina Kirchner sigue esperando que Obama la reciba en la Casa Blanca cuando llegue de visita a esta ciudad, dentro de pocas semanas. El encuentro de hoy será, también, un test para probar la vitalidad de esa aspiración. El encuentro de hoy es todo un giro respecto de la seguidilla de cortocircuitos que signó la semana pasada.
Fuentes locales confían en que el primer encuentro de trabajo sea una oportunidad para encauzar la relación bilateral. El mensaje de Washington es que los vínculos con la Argentina «importan» y que la propia Clinton está «interesada» en encontrarse con la presidenta argentina.
Tanto es así que, de hecho, fue el Departamento de Estado el que ofreció el encuentro, según confirmó Valenzuela.Washington tiene diálogo fluido con Brasil, Uruguay y Chile. Pero con la Casa Rosada la desconfianza es más evidente. El gobierno de Cristina Kirchner ayuda a que así sea. No sólo no recibe a los enviados de Washington, sino que, con un raro criterio de oportunidad, acaba de soltar su peor diatriba contra Obama.
«Ha causado decepción», dijo.Obama «es más popular» y tiene «real compromiso» con América latina, retrucó, por boca de Valenzuela, el gobierno de los Estados Unidos. La réplica no cayó bien en la Casa Rosada, según se indicó a La Nacion. Pero, aun con ese malestar, nadie salió a retrucar a Valenzuela.