Agencias- Aporrea.org

Washington, marzo 6 – Ya no quedan salteadores de diligencias, pero algunos estadounidenses se han vuelto a ceñir a la cintura revólveres cargados, que llevan a la vista cuando van a hacer la compra o comen en un restaurante.
El conflicto legal y político sobre el derecho a llevar armas en Estados Unidos se ha centrado durante décadas en las restricciones para su compra y en el porte de pistolas escondidas, pero hasta ahora había pasado desapercibido que para llevarlas abiertamente existen menos cortapisas.
Los ciudadanos de 29 estados de Estados Unidos pueden portar pistolas cargadas a la vista sin ningún tipo de autorización y en otros 13 es también legal, pero con un permiso.
Recientemente, grupos de individuos que están a favor de las armas han comenzado a entrar en establecimientos públicos con sus cartucheras bien visibles para afirmar ese derecho.
Las tiendas tienen la prerrogativa de negar la entrada a cualquier persona que esté armada, excepto a la policía.
En Indiana las empresas no pueden prohibir a los empleados tener armas en su lugar de trabajo, según estipula una nueva ley.
Arizona y Wyoming sopesan propuestas legislativas para abolir los permisos para llevar armas escondidas y en Tennessee se permiten pistolas en campos de deporte y en los parques infantiles.
Hace unas semanas la Legislatura estatal de Virginia aprobó una ley que autoriza las armas ocultas en bares y restaurantes que sirven alcohol. Si se llevan a la vista no es necesario ningún permiso.
La medida llega menos de tres años después del tiroteo de la Universidad Politécnica de Virginia, que con 33 muertos fue la peor matanza en una institución educativa en Estados Unidos.
Sin embargo, el horror que ese ataque causó no ha movido al país hacia un control más estricto del armamento.
Aún así EEUU pretende ser gendarme del mundo y fiscal de la seguridad del planeta.
