No deja de ser una campaña, mal argumentada y por unos cuantos ingenuos acreditable, el creer que el gobierno bolivariano tenga una relación especial de protección, ni con los guerrilleros de las Farc ni con los miembros de ETA que distintos gobiernos franceses y españoles socialistas depositaron en Venezuela desde Francia a principios de los 80 y desde Argelia en 1988.
Acusar al gobierno de Chávez de cooperar en una alianza internacional entre grupos armados es tan peregrino como culpar al Gobierno socialista de Felipe González o de Fraçois Miterrand de esa misma alianza por haberlos enviado a Venezuela.
El “cobijo” y libertad de miembros de las FARC y del ELN en tierras venezolanas es una tradición de todos los gobiernos venezolanos que desde 1959 se han sucedido. Muchas son las interpretaciones sobre esta falta de control sobre estos miembros de grupos revolucionarios
Hay quien asegura que el conflicto interno en Colombia beneficiaba a la política venezolana, sobre todo por las reclamaciones territoriales colombianas en la península de la Goajira. Otros aseguran que la libertad que gozaban en Venezuela miembros de las Farc y del ELN vacunaba internamente a Venezuela ante cualquier posibilidad de conflicto guerrillero interno importado de Colombia. Sólo las AUC de extrema derecha violentaron esta paz interna en Venezuela mediante el secuestro y el robo a venezolanos.
Los ex militantes de ETA residentes en Venezuela llevan más de 30 ó 20 años en aquel país. Unos en la empresa privada, otros en la administración pública como es el caso del procesado por el juez Velasco, Arturo Cubillas, quien está casado con una ciudadana venezolana y él mismo se nacionalizó al no tener ni antecedentes penales ni ninguna orden internacional de arresto por parte del Estado español durante estos más de 20 años residiendo en Venezuela.
La finalidad de la pena, en sistemas penales de Estados de Derecho, es la reinserción del penado, no vivimos en Afganistán ni en Sudán. En el caso de los ex miembros de ETA, depositados sin interés en Venezuela por el mismo Estado español que los persigue, después de más de 20 años sin abandonar el país, desde su llegada, es más que una prueba de su inserción en la vida venezolana.
El único gobierno venezolano que no recibió oficialmente al colectivo de deportados vascos (como llamarlos sino) en Venezuela fue el de Hugo Chávez. Sí lo hicieron los ex presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez.
Los venezolanos, así como todos los latinoamericanos, no dejan de verse en ese triste espejo que es el de la persecución, más mediática que real, de la justicia y prensa española dentro de sus asuntos internos, asuntos por cierto, que de externos pasaron a internos a petición de los gobiernos socialista españoles y franceses.
Recordemos que este año se cumplen II siglos de la independencia de América, por parte de unos asesinos, terroristas y traidores llamados Bolívar, Sucre, San Martín, Martí…
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