Raúl Crespo

Gaviria, Pastrana, Samper y Uribe ofrecían como promesas de campaña la toalla de Marulanda en 6 meses, 1 año o dos. El líder guerrillero murió de un ataque al corazón. Hoy, de todos los candidatos que se alistan para las presidenciales del 30 de mayo Manuel Santos es el más contento, Washington le ofreció ocupara la casa de Nariño. Es el hombre de Obama.

Una vez que Uribe no va, dicen que, la carrera electoral quedo abierta para: Germán Vargas Lleras de cambio radical, Juan Manuel Santos Washington, Gustavo Petro polo democrático, Sergio Fajardo independiente, Noemí Sanín y Andrés Felipe Arias conservadores, son los mas opcionados para pasar a una segunda vuelta. Entre los conservadores y el partido de la U- Washington, hay pactos oscuros, en todos los espacios exhortan a que no se interrumpa la seguridad democrática y “los éxitos de Uribe, Bush y Obama”.

Todos estos candidatos con “posibilidades” no tienen rostro, porque saben que son relleno democrático para las elecciones, sin embargo, Santos es el que ofrece continuidad a los planes norteamericanos en la región según los EEUU.

Seguirán las fumigaciones mientras los narcotraficantes se saludan con abrazo incluido con los generales, diputados, ministros y presidentes, encargados de que el narcotráfico colombiano no pierda el poder político. Para las elecciones parlamentarias de marzo y las presidenciales de mayo, el dólar de la cocaína estará presente.

Ni en las guerras más espantosas, Serbia, Chechenia, las de África o Asia, en ninguna de estas ha habido 30000 desaparecidos como existen en Colombia, sumados a la desigualdad rural y urbana más espantosa, incrementada por el plan Colombia, 28 millones de pobres es el resultado acumulado del plan Colombia. Con Santos, la posibilidad de que las FARC se integren a la vida social se aleja, este pasó de las FARC no está en la agenda de Washington, porque las bases militares y el plan Colombia se quedarían sin piso. En ese piso se asienta el pretexto de luchar contra el narcotráfico y contra el terrorismo Sudamericano.

Y más importante aún, sin las FARC se terminaría la posibilidad por la que han trabajado tan arduamente estos últimos años, derrocar a Chávez o sancionar a Venezuela política y económicamente. Todas las “pruebas” que supuestamente condenan al gobierno bolivariano están relacionadas con el supuesto apoyo a las FARC, las otras tienen que ver con los acuerdos comerciales con Irán, siempre sosteniendo un nexo con las FARC.

Además, con Santos se evitaría un juicio posterior a Uribe, por actos criminales de lesa humanidad como los falsos positivos, las relaciones con el paramilitarismo, el desplazamiento forzado, el ataque a Ecuador, causales hay muchas. Según las ONG, Nuevo Arco Iris y Human Watch Rights, en sendos informes dicen que: “en 247 de los 293 municipios hay actividad paramilitar, echando por los suelos la tan cacareada desmovilización de las AUC con el proyecto de Justicia y Paz del 2003. Con más o menos 5000 paramilitares, dedicados al narcotráfico y a la delincuencia organizada, estos grupos están directamente involucrados con los empresarios, políticos, militares y policías. Son los nuevos carteles de la alianza Bogotá-Washington, manejados por los jefes paras que no se desmovilizaron, ayudados por la DEA-DAS-CIA.

Con Santos, la CIA tiene la certeza que podrá continuar abiertamente con la guerra sucia contra Venezuela y Ecuador, pues con la salida de Uribe habría cierta posibilidad de que la alianza EEUU-Colombia se debilite, además las fuerzas armadas colombianas seguirán con su “teatro” de operaciones y dinero asegurado para desenvolverse para y militarmente otros 4 años. El gobierno “democráticamente” elegido seguirá “tratando” de hacer patria social. La inestabilidad social es imprescindible para el conflicto armado colombiano.

Hay que reconocer que Uribe se retira con una altísima popularidad en gran parte, porque los colombianos pueden movilizarse por las carreteras del país, se retira también, con una monstruosa situación social reflejada en la salud, en el desempleo y la asistencia social que prácticamente solo cubre a 3 de 10 colombianos, un gasto fiscal con un déficit de más de 6 millardos y, con un proyecto país basado en la guerra para recibir asistencia norteamericana. Esa política no tiene rostro en Colombia, si la tiene en EEUU.

Millones de colombianos, vecinos de Ecuador, Venezuela, Panamá y críticos dentro y fuera del gobierno, han sugerido a los políticos un examen de conciencia par que los candidatos trabajen en un proyecto país que acerque la propuesta a todos los actores de la situación conflictiva, ya no deben escudarse en la guerra ni en el narcotráfico que los alimenta.

Son unos de los motivos por los que el pueblo desconfía de sus promesas. Los políticos promueven nuevos partidos amparado en el dinero del narcotráfico, en la protección paramilitar o militar. Esa es la motivación de estos últimos 60 años de la política colombiana con auto propaganda incluida. Los hechos más violentos de la historia en Colombia, tienen fecha y números.

Los dueños de la libertad y de una futura democracia no están inspirados en una sociedad libre y prospera, la inmensa mayoría de los políticos-militares-narcotraficantes colombianos, no les conviene ver lo que significa la injerencia norteamericana. Al ser aliados del elefante pocos se atreven a acercarse, para continuar desbastando el sendero por el que caminan.

Política de oscurecimiento, que ha conducido a Uribe a negar una y otra vez los hechos que, sucesos posteriores lo han obligado a confirmar.

rcpuma061@yahoo.com