Lo cierto es que la propuesta planteada recientemente por el Director de Gestión del FMI, Dominique Strauss-Kahn, establece que el FMI creará un «Fondo Verde” que le permitirá, a los países en vías de desarrollo, por adelantado disponer de los 100 mil millones de dólares anuales antes del 2020; lo que no se dice es en que condiciones de financiamiento y acceso a los mismos, cuando las negociaciones de Copenhagen establecen que estos recursos deben ser adicionales a la ayuda oficial del desarrollo (ODA) y fundamentalmente con carácter de donación.
Lo curioso de este planteamiento es que surgen después de que en las negociaciones de Copenhagen, el pasado fin de año, la propuesta de los Estados Unidos se concentró en ofertar precisamente esa suma desde el 2020 al pleno de la Convención y cuando se estableció también que a partir del 2011 los países desarrollados se comprometieron a aportar con 30 mil millones de dólares anuales para un fondo climático.
Ahora el FMI, al parecer, pretende endeudar a los países en vías de desarrollo con estos fondos por adelantado, ofreciendo recursos que seguro serán puestos a consideración de los países bajo sus reglas de juego y generando intereses a futuro a los recursos que ingresaran en el fondo. No se puede descartar que esta estrategia, planteada en la última reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en Davos, apuntaria a que los grandes países tengan constantemente el control de los recursos que se han comprometido a desembolsar en el marco de la CMNUCC.
Según comunicado del propio FMI, “El FMI iniciará conversaciones con los bancos centrales y los ministerios de Hacienda sobre la factibilidad de este Fondo Verde, que podría estar financiado en parte mediante la emisión de nuevos derechos especiales de giro (DEG), un activo de reserva creado por el FMI”.
Precisamente estos DEG podrán comenzar a ser los elementos que “encadenen” a los países a los futuros recursos que se están generando en el marco de las negociaciones internacionales del clima o en su defecto sirvan para darle oxígeno a las actividades del propio FMI, que desde la última crisis internacional de la economía mundial a demostrado que sus políticas no necesariamente han sido de las mejores.
[1] Profesor-Investigador senior de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, Bolivia