Andrés Sa.lari

Rebelión

 

El tablero de ajedrez que representa la geopolítica internacional vivió esta semana una de sus jugadas más apasionantes a nivel regional.

Sorpresivamente y sin muchos anuncios previos nos enteramos que América Latina procrearía por primera vez en su historia un organismo regional sin la participación de Estados Unidos.

Veinticinco jefes de Estado se reunieron en Cancún (México) para tal fin, y sorprendió la unanimidad de las voluntades. Sorprendió porque sabemos que no todos los países están enmarcados en procesos de cambio como los que viven las naciones que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA).

Hay gobiernos de derecha y centro derecha en la región (y no son pocos), hasta cuatro días antes de la cumbre de Cancún, nada hacia presagiar que allí se podía dar el paso inicial para la creación de esta nueva organización, que podría llamarse Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Pero la voluntad de crearla quedó plasmada de manera aplastante, el presidente de México y anfitrión (de derecha), Felipe Calderón, la interpretó de la siguiente manera: «Esta cumbre, con la participación de los Estados de la región, en términos de igualdad y bajo una sola agenda, representa en sí misma un importante avance en el proceso de integración. Como lo señaló el Libertador (Simón Bolívar): Unidos somos más fuertes, unidos somos más libres, unidos somos más democráticos».

Todo era color de rosa, los presidentes latinoamericanos de diversas tendencias políticas no expresaban diferencias sustanciales y Washington debía asistir a la función sin capacidad de reacción.

La única respuesta del imperio llegaba desde Brasilia, donde el embajador y ex vicecanciller para América Latina Thomas Shannon, “desestimó que la Organización de Estados Americanos (OEA) pueda perder influencia en el hemisferio con la realización de las cumbres latinoamericanas que se celebran en Cancún”, según informaban agencias internacionales.

Claro, esta nueva organización latinoamericana –dígase o no- es una afrenta para la OEA, que durante 50 años maniobró en la región con el norte puesto siempre en los intereses de la potencia hegemónica, donde no casualmente tiene su sede.

Otra discusión que quedará pendiente por el momento es qué debe pasar con la OEA, los países del ALBA quieren que desaparezca, mientras el resto de la región quiere un organismo paralelo:

“Uruguay quiere que el nuevo organismo latinoamericano y caribeño que pueda surgir de la Cumbre de Cancún funcione paralelamente a la Organización de Estados Americanos (OEA) y no sea sustitutivo”.

Palabras del canciller de la República Oriental, Pedro Vaz.

Washington mueve su peón

Los presidentes son invitados a un almuerzo protocolar.

El relato pertenece al presidente de Venezuela, Hugo Chávez:

“Lamentablemente al final del almuerzo cuando el postre estaba ya consumido y estábamos con un café ya para ir a la plenaria el presidente de Colombia pide la palabra y de manera muy extraña totalmente fuera de orden y de lugar hace una exposición… Uribe vino a acusarnos de que Venezuela le tiene un bloqueo, incluso comparando con el que Estados Unidos le tiene a Cuba desde hace 40 años y otras consideraciones que no voy a repetir yo acá, oímos, yo tomé nota de algunas cosas… y todo el mundo me mira a mí, por supuesto yo estaba obligado a responder… no sé por qué el presidente Uribe no permite que yo siga argumentando mi respuesta obligada por él mismo, se exalta mucho, se pone de pie, señala y yo igual, no soy la roca que golpea la ola, soy de carne y hueso, igual nos dijimos lo que había que decir…, luego aceptamos ambos reunirnos con el grupo de amigos, se constituyó el grupo de amigos…qué lástima que eso no se transmitió, han salido no sé cuantas versiones, cada quien le agrega una cosa, le pone un piquete, etcétera. Y han querido darle a eso la mayor relevancia de este encuentro cuando no la tiene, para mí eso fue un hecho altamente lamentable, doloroso pero que no mancha para nada ni opaca el triunfo de esta cumbre y los documentos que se aprobaron por unanimidad…”

La desesperación de Washington se había tornado palpable.

Quien lo explica ahora, es el presidente de Bolivia, Evo Morales:

«El día de ayer (lunes) sí tuvimos un problema, el presidente Uribe sólo llegó para la foto y para el almuerzo y casi el 95% de nuestro tiempo en la comida lo usamos para atender de manera inmediata a Haití. En el último momento, Uribe provoca al presidente Chávez con su intervención sorpresiva. El mandatario Chávez escucha pacientemente y cuando le fue a dar una respuesta y explicar, Uribe no lo dejó hablar y comenzó alzar la voz».

«Los agentes del imperio vienen a tratar de empantanar y hacer fracasar este evento».

Queda claro que todo transcurría con normalidad y camaradería hasta que Uribe sacó el conejo de la galera para embarrar la reunión.

A nivel mediático lo logra, la cadena CNN señaló el miércoles que con el anuncio de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños “finalizó la Cumbre del Grupo de Río, una Cumbre que buscaba la unidad pero que tropezó en el camino con fricciones internas como nos informa nuestro enviado especial…”.

Ahora la pregunta que me queda flotando es si Uribe actuó de motu propio, o si para aplicar la cizaña recibió la orden directa de Washington, a cuyos intereses –como ha quedado demostrado una vez más- ofrece la obediencia de un perrito faldero.

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