“Hubo un error”, señaló Vidal, en una declaración pública luego de participar de un comité de emergencia encabezado por la presidenta Michelle Bachelet en el palacio presidencial de La Moneda.
La Marina “cometió un error al no alertar el maremoto. Afortunadamente cuando se produce la evaluación se activa el sistema que la propia unidad tiene, eso ayudó a salvar centenares, sino miles de personas“, dijo el ministro.
Inmediatamente después del terremoto, que se registró a las 03H43 locales del sábado (06H34 GMT), la presidenta Michelle Bachelet descartó la existencia de un tsunami y realizó un llamado a la calma.
Sin embargo, grandes olas asolaron a una amplia zona costera de las regiones del Maule y Biobío, epicentros del terremoto, que deja hasta ahora un saldo de 708 muertos, la mayoría en estas localidades.
Polémica entre la Armada y la Onemi
“La primera información que recibimos es que no había tsunami (…) Cuando preguntamos por una variación que se nos estaba informando localmente en Juan Fernández, en la altura de la marea, se nos habló de no más allá de 18 centímetros y estábamos hablando de metros”, dijo más tenprano Carmen Fernández, directora de la Onemi. Incluso a través de las imágenes de la televisión chilena se escuchó a la funcionaria decir «Llámenlo como quieran, pero una gigantesca ola ha cubierto la isla de Juan Fernandez» como respuesta a quienes decían que no había Tsunamis ó Maremotos.
La demora en el aviso de marejadas, que dejó sin campo de acción a los pobladores de Juan Fernández, provocó polémica entre la Onemi y la Armada, ya que ninguna de las autoridades quiso hacerse completamente cargo del error.
“El sistema nuestro siempre opera de una manera prácticamente automática cuando ocurren estos eventos, pero por supuesto que, como todo sistema, tiene en algún minuto un retardo y las informaciones no llegaron”, dijo el comandante de la Armada Juan Pablo Willumsen a radio Cooperativa.
Las fallas no dejaron avisar que una ola de casi 18 metros iba camino a la bahía de Cumberland en el archipiélago, situada a aproximadamente 670 kilómetros al oeste de la parte continental de Chile.
Más de tres kilómetros de la costa hacia el interior quedaron totalmente destruidos. Cementerios, iglesias, recintos deportivos y el único colegio de la zona fueron reducidos a tablas sueltas y vidrios rotos.
“Ha sido desolador, realmente sacado de una película de terror (…) nunca imaginé que tanto desastre podía afectarnos”, dijo Margot Salas, una isleña que recorrío la zona en compañía del canal estatal.
La mala coordinación entre la Onemi y la Armada no sólo afectó a Juan Fernánadez, sino a la mayor parte de la costa de las regiones del Maule y Bio Bío.
La localidad de Iloca quedó destruida, mientras que en el puerto de Talcahuano algunos barcos llegaron hasta la plaza de la ciudad.
“Las embarcaciones están en los cerros y las casas en el mar, en Dichato”, dijo el alcalde de Tome.