Tomas Borge

Radio La Primerísima / Cuba Debate

 

En fecha reciente estalló una de las campañas mediáticas más blasfemas de los últimos meses.

Durante este festín el diario de la derecha afirmó en alegre editorial: neocolonialismo chavista en Nicaragua. Ni más ni menos.

Pareciera una jarana lingüística o una tomadura de pelos. Nicaragua es, aunque usted no lo crea, una colonia de Venezuela. De un país anticolonialista hasta la muerte.

Pero lo insistieron con el mismo énfasis con que negaron el carácter endémico de neocolonia de nuestro país desde los tristes minutos de William Walker, hasta el fallecimiento de la dictadura somocista.

Y, además, de los esfuerzos enternecedores de los gobiernos de Chamorro, Alemán y Bolaños para ser de nuevo una fatigante y rentable neocolonia.

Como parte de esta dramaturgia el carismático periodista Carlos Fernando Chamorro se autoexilió del canal ocho para reafirmar que en Nicaragua no hay libertad de expresión. Se calló para que digan que lo callaron, haciendo uso de una forma muy familiar de atentar, por su cuenta, contra la libertad de expresión.

Carlos Fernando es más atractivo con la palabra oral que con la palabra escrita. A mí no me gustaba cuánto decía con sus hábiles manipulaciones, entre otras cosas, porque me gustaba cómo las decía.

Para completar el esquema, los dos diarios escritos rugen, a ocho columnas, el día 4 de Febrero, con sendos titulares: “Ortega Matamala”. “País en debacle moral” y, al día siguiente, el diario de la SIP exclama con júbilo: “Ortega es un Criminal”, repitiendo lo dicho por sujetos extranjeros y descarados, quienes hace poco nombraron al golpista Micheletti, presidente de la Internacional Liberal para América Latina.

El objetivo de sus groseras e inconcebibles declaraciones tienen cómo fin provocar nuestra cólera -lo cual lograron a plenitud- para ser expulsados del país y hacer un bacanal mediático en el mundo entero, contra Daniel Ortega. En mi opinión no hay que darles gusto.

Se ha demostrado, una vez más, cómo, en Nicaragua, se abusa hasta la nausea de un libertinaje tan solo posible en la calle de los bombillos rojos. Dentro de algunos días, sin embargo, dirán: “en Nicaragua no hay libertad de expresión”.

Dicho sea, como por no dejar, los editoriales de hoy en La Prensa carecen de la elocuencia y credibilidad de los escritos por el insustituible Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y de Pablo Antonio Cuadra en sus “Escritos a Máquina”.

Ahora parecen elaborados -eso sí, con buena gramática- en un sombrío recoveco de la calle atravesada de Granada, la ciudad más conservadora y bella de Nicaragua.

Cuando triunfó la revolución sandinista se afirmaba con desfachatez de cómo se estaban agotando las lagunas de Managua por que se llevaban el agua -sin explicar cómo- para saciar la sed de los cubanos y que Fidel nos visitaba cada fin de semana para darnos órdenes.

 

Ahora es Venezuela

Chávez, discípulo de Fidel, es solidario con Nicaragua hasta la pared de enfrente e igual que el dirigente cubano es respetuoso y delicado, aunque a diferencia de Fidel no nos da ni siquiera corteses consejos.

Los nicaragüenses más bien deberíamos de estar agradecidos con la Venezuela bolivariana y con el Alba, el más grande proyecto regional: se disiparon las tinieblas gracias, entre otros factores, a su esplendida solidaridad.

Imaginémonos, por un momento un gobierno de derecha en Venezuela o, peor aún, una úlcera reaccionaria en Nicaragua: estaríamos en oscuridad perpetua y, para colmo, en todo el sentido de la palabra.

El gobierno sandinista, si nos fijamos bien, nos salvó de la desesperación. La derecha esta incapacitada para fijarse bien.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/02/08/somos-una-republica-sin-amos/