Prensa Latina
Washington, 12 feb.- Aunque la promesa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue el cambio, quienes votaron por él en las presidenciales de 2008 hoy perciben cierta frustración.

Las contínuas encuestas de opinión indican que la popularidad de Obama desciende, mientras las expectativas sobre su administración bajan.

Según un sondeo publicado ayer, más del 67 por ciento de los consultados expresaron preocupación o enojo por la manera como el gabinete demócrata funciona, y de acuerdo con la ABC News esos son los peores números desde 1996.

Un artículo que aparece en The Washington Post revela que la crisis que afecta al país ha provocado además modificaciones en la vida familiar de los estadounidenses.

Antes los hombres eran el principal sostén de los hogares, pero hoy se han invertido los números porque son ellos los que más pasan a engrosar la lista de desocupados, por tanto las mujeres se alzan con el lugar preponderante.

Se habla incluso de que tres cuartas partes de todas las pérdidas de puestos tienen una brecha de género, al punto que ha llevado a algunos observadores a pensar que en la situación actual se ha producido una «mancession», añade el rotativo.

Se estima que la tasa de desempleo es de 10 por ciento entre los hombres y 7,9 por ciento para las féminas.

En 2008 las esposas que laboraban contribuyeron con el 45 por ciento de los ingresos en los hogares estadounidenses, dijo Kristin Smith, un demógrafo de la Universidad de New Hampshire, citado por el Post.

El alto desempleo es uno de los problemas internos con los cuales lidia Obama.

Pese a la iniciativa de un proyecto de ley para tratar de reactivar el mercado laboral que debe votarse próximamente en el Capitolio, las estadísticas de desempleo se mantendrán en rojo durante el 2010.

Así lo reveló un reporte económico anual de la Casa Blanca, divulgado el jueves, el cual afirma que la tasa de desocupación rondará el 10 por ciento.

Durante su discurso sobre el Estado de la Unión, el jefe de la Oficina Oval hizo un giro al decir que es el desempleo el punto prioritario de su agenda y no la reforma sanitaria, como había planteado hasta entonces.

Desde diciembre de 2007, el número de personas sin trabajo aumentó en 7,6 millones hasta llegar a casi 16 millones a finales del pasado año.

Pero a pesar de las proyecciones sombrías, la Casa Blanca dijo que sus esfuerzos, sobre todo con la inyección del plan de estímulo, han ayudado a rescatar «una economía en caída libre».