Javier Monagas Maita

La lección de que se da a todos aquellos que osan pretender romper las cadenas de dominación colonial de los imperios del pasado y del presente, tienen en Haití, el mejor ejemplo de ensañamiento hereditario. Fue el imperio francés, el humillado con la fuerza libertaria de los hermanos Haitianos. Una vez derrumbado ese imperio miserable, le trasladó a su sucesor terrorista Sion yanqui, la labor de continuar el trato inhumano y vengativo por la gesta heroica de las tropas negras haitianas al derrotar a la elite del ejército francés. El cumplimiento yanqui de esa monstruosa obligación, es altamente efectiva: repetidas invasiones, empobrecimiento forzado, explotación vulgar y obscena, humillación y vejación de la dignidad de hombres, mujeres y niños haitianos, por el solo hecho de nacer en esa tierra, descalificación y ofensa de sus creencias, demonización de su fe, y lo ultimo: ocupación total y permanente de su glorioso territorio por tropas malditas yanquis y cómplices basurales de Brasil, Chile, Argentina, Perú y otras naciones serviles. El más puro, depravado racismo y odio contra una raza que se crece aun en la desgracia provocada.

Desde que el aguerrido ejercito haitiano el 14 de agosto de 1791 al mando de Toussaint Louverture, tomaron la iniciativa de ser independientes; infringieron en el acomplejado imperio francés una herida tan profunda, que siguen sangrando 219 años después, pero lo insólito de esa gesta, es que la lesión también tomo Visos de racismo y el imperio sustituto también asumió la afrenta ara si.

El Haití de hoy está poseído por un terrible dolor de muerte inducida, sus verdugos vuelven a ocupar el sagrado suelo donde nació Petion, so pretexto de ayuda, invaden el palacio de gobierno y todas las estructuras claves del país a punta de fusil y represión. Ninguna vacuna, ningún medico, ni un tratamiento, nada de herramientas de rescate o de hospitales de campaña o de personal de auxilio. Solo tropas asesinas uniformadas y armadas para matar. Fusiles y balas en vez de alimentos, amenazas en lugar de esperanza, desprecio en lugar de solidaridad. El imperio Sion yanqui lució en Haití la vestimenta real de la que está hecha. Ya la había mostrado en palestina en la llamada operación plomo fundido. Ahora quienes se atrevan a defender a esa demoniaca bestia, es por que tienen intereses con los beneficios de sus crímenes masivos, ahora no hay excusa para argumentar el desconocimiento de la esencia Sion yanqui – Israelí. Todo esta aclarado.

El pueblo haitiano pese a la desgracia está movilizado, honduras pese a la dictadura y el disfraz de democracia del Lobo, está movilizado. Los pueblos del mundo debemos movilizarnos con efectividad para socorrer a Haití, para defender palestina, para rescatar a honduras, para liberar a Colombia. No son varias luchas diferentes. Son una misma lucha, con un solo enemigo. Debemos reivindicar a quienes ayer y hoy libran la batalla contra la bestia invasora asesina Sion yanqui; en cualquier lugar del mundo, en el sitio más recóndito, donde esté un combatiente por la libertad y la justicia, debe llegar el mensaje de la unidad popular, no debemos creer en los calificativos de terrorista o el que sea que el enemigo de. El verdadero terrorista, el único narcotraficante, el real asesino, es el imperio norteamericano Sion israelí y sus socios serviles Europeos. Los depravados cada día perfeccionan sus armas de muerte, armas que parecen sacadas de la ciencia ficción, pero que existen y son usadas contra pueblos civiles, débiles e inocentes, pueblos que son exterminados masivamente en miles, decenas de miles, centenas de miles y hasta millones. Todo a nombre de la libertad, la democracia y el capitalismo más perverso que hay. Hoy reivindicamos a CARLOS ILLICH RAMÍREZ, FMLN, LOS ZAPATISTAS, las FARC, ELN, FALN, FIDEL, EL CHE, CAMILO CIENFUEGOS, CAMILO TORRES, MARULANDA, ARGIMIRO GABALDON, MALCON X, NASSER, AL PUEBLO DE ARGELIA, DE LIBIA, DE VIETNAM, IRAK, AFGANISTAN, etc. Los nombro de esa manera, para ejemplificar la gama de hombres y pueblos que con su sangre lograron o, están logrando reventar las cadenas de la opresión imperialista. Faltan los que culminaremos la hazaña de enterrar definitivamente a los imperios en cualquiera de sus egoístas identidades.

Tremenda es la responsabilidad de los pueblos en el presente. Ya no es solo por su libertad. Es por la permanencia de la vida en el planeta que debemos combatir con decisión al enemigo mortal del planeta y la humanidad. No nos podemos detener en las barreras artificiales llamadas fronteras, tampoco nos podemos conformar con combatir al enemigo desde la distancia donde él va a presentar combate. Ahora hay que ir a su casa de habitación, demolerlas y si es posible con ellos adentro. Solo así ganaremos la batalla definitiva por la existencia misma. Si quieren usar sus armas de destrucción masiva o nuclear, tendrán que hacerlo en su propio territorio.

En definitiva, la liberación de Haití, es asunto de una lucha global contra el enemigo común de los pueblos del mundo. No se puede optar a una negociación. Esa gente, está tan imbuida en su locura materialista, que hasta se olvidan que también morirán como cualquier ser ordinario por el efecto de las armas que tienen para aterrorizar al mundo. La única salida es su total destrucción y sus arsenales mortíferos. No hay otra. ¿Creen que es locura?

javiermonagasmaita@yahoo.es