Guillermo Maya Muñoz-El Mundo de Colombia



 

Dice el Banco Mundial (BM): “Décadas de inestabilidad política, violencia y degradación ambiental han dejado a Haití como el país menos desarrollado en el hemisferio occidental y como uno de los más pobres del mundo”. ¿Cómo llegó Haití a esta situación? ¿Es culpa sólo de los haitianos? El BM no dice nada al respecto, entre otras cosas, porque el BM con el FMI, y el BID, también son culpables de la suerte de Haití.

Haití, “la perla del Caribe”, la más rica colonia francesa de su época, que producía el 60% del café y el 40% del azúcar que consumía Europa, es el primer país latinoamericano en alcanzar su independencia en 1804. Mientras en el resto de países, las aristocracias criollas reclamaron el cogobierno, jurando lealtad al Rey, en Haití fueron los propios esclavos los que conquistaron su independencia. El Libertador Simón Bolívar halló hospitalidad y recursos en Haití para su gesta emancipadora contra el dominio español. Los países bolivarianos están en deuda con Haití.

Sin embargo, la independencia le costó cara a Haití, teniendo que hipotecar su futuro a los poderes coloniales de Francia, Gran Bretaña y de EEUU. Desde el momento mismo de su independencia en 1804, por dos décadas, Haití sufrió un embargo liderado por Francia, y apoyado por GB, España y EEUU, con la amenaza de recolonizarla y de esclavizarla de nuevo si no pagaba una indemnización por 160 millones de francos, que quedaron en 90 millones (En el 2004 esta suma equivalía a 21.685.135.571,48 dólares), que Haití tuvo que tomar prestado en bancos franceses, norteamericanos y alemanes. En 1825 se hizo el acuerdo para lograr el reconocimiento de su soberanía por parte de Francia. En 1900, Haití se gastaba el 80% de su presupuesto en pagos de esta deuda, y solo hasta 1947, logró cancelarla. Como punto de comparación, Francia vendió la Luisiana a los EEUU por 80 millones de francos (Boston Globe, 2004, A call for $21 billion from France aims to lift Haiti’s bicentennial blues). Haití derrotó a los esclavistas, pero estos le impusieron la esclavitud de las deudas, arropados bajo las banderas de libertad, igualdad y fraternidad.

EEUU, sólo en 1864, bajo Lincoln, reconoció la soberanía de Haití. El gobierno estadounidense no quería reconocer un gobierno de esclavos libertos por su propia mano, cuando en su territorio practicaba el esclavismo. Entre 1915 y 1934, EEUU ocupó y gobernó a Haití por la fuerza: Administró las aduanas, cobró los impuestos y manejó muchas de las dependencias públicas.

Entre 1957 y 1986 Haití fue gobernada brutalmente por la familia Duvalier, con el apoyo de los EEUU, económica y militarmente, bajo la lógica de la política “anticomunista”, que se tradujo en abusos a los derechos humanos, muertes y torturas al pueblo haitiano. Los Duvalier robaron cientos de millones de dólares, que se convirtieron en deuda para Haití, y que todavía paga.

La base de la economía campesina haitiana ha sido destruida bajo el temor del contagio y las políticas de libre comercio. Una crónica de Time (1984, Environment: Eliminating the Haitian Swine) señala como la población de 400.000 cerdos nativos de Haití, una mezcla de cerdos españoles con cerdos salvajes originarios, adecuados a la vida campesina haitiana fue totalmente eliminada, en un campaña de 22 millones de dólares, financiada por los EEUU, por temor de que la fiebre porcina, que no se pudo comprobar en Haití, se propagara hacia los EEUU.

En 1995, durante el gobierno de Clinton, el BM y el FMI obligaron a Haití a reducir el arancel a las importaciones de arroz de 50% a 3%. Haití producía el arroz que se comía, pero hacia 2008 ya importaba el 80% del arroz, mientras los precios se doblaban (Oxfam, june 2008). Las ayudas internacionales, especialmente las de EEUU, a través de USAID, en vez de invertirlas en programas de desarrollo de la agricultura, se gastaron en la importación de arroz norteamericano, empeorando así la situación de los campesinos haitianos, y la dependencia alimentaria de Haití.

Como puede deducirse de lo anterior estas acciones y políticas han llevado a la desaparición de los campesinos haitianos y a su expulsión hacia los centros urbanos, sin oportunidades, y obligados a vivir en la miseria más absoluta, privados de las condiciones más elementales de una vida digna.

La nueva idea de desarrollo para Haiti por parte de la Naciones Unidas y los EEUU es la promoción de la maquila de confecciones y otros productos, con entrada libre de aranceles a los EEUU, pagando salarios exiguos, en condiciones de trabajo extremas, y en donde los haitianos tienen que pagar hasta las idas al baño. (Times, 2009, Haiti: the land where children eat mud).

En el bicentenario de su independencia, el presidente Jean-Bertrand Aristide demandó de Francia la restitución de la indemnización que Haití pago por su independencia y, poco después, fue sacado del poder por un golpe de estado patrocinado por los EEUU. En las actuales circunstancias, sería un buen comienzo, que Francia empezara a devolver el producto de la extorsión a este pueblo hermano.