12-Febrero-2010 Finalmente, y como fue adelantado por IAR Noticias en sucesivos informes (Ver: Potencias: De la «crisis financiera» a la «crisis de los Estados»), los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EEUU y la UE). La nueva crisis, como lo señala The Financial Times, ya está siendo exportada desde EEUU mediante el endeudamiento sin respaldo que explota el dólar como «refugio seguro» para los especuladores internacionales

Y llegó el impacto que faltaba: El costo (económico y social) que demandará a los Estados capitalistas (empezando por EEUU y las economías centrales) el salvataje (con dinero público de todos los contribuyentes) de los grandes conglomerados bancarios y empresariales que hicieron estallar la «burbuja» del colapso financiero a escala global.

Según el emblemático vocero del mundo financiero imperial europeo, The Financial Times, la crisis griega traspuso las barreras de la eurozona y ya llegó a EEUU, de donde partieron originalmente sus causas.

La crisis fiscal, señala el Financial, «Comenzó en Atenas y se extendió a Lisboa y Madrid, pero sería un grave error creer que la crisis de deuda soberana afectará solamente a las economías más débiles de la eurozona. El problema no se limita al Mediterráneo. Estamos ante una crisis fiscal del mundo occidental. Sus ramificaciones son mucho más profundas de lo que la mayor parte de los inversores creen».

 

Para el diario, las explosiones de deuda pública afectan a las economías: al aumentar los temores de impago y/o depreciación monetaria, las autoridades revisan al alza los tipos de interés.

Unos tipos reales más altos ralentizan (desaceleran) el crecimiento, sobre todo cuando el sector privado sufre un elevado endeudamiento, como ocurre en la mayor parte de economías occidentales, también en EEUU.

Aunque la tasa de ahorro de los hogares estadounidenses ha aumentado desde que empezó la Gran Recesión, no ha crecido lo suficiente para absorber los billones de dólares de emisiones de deuda anuales, apunta el Financial.

Para el financiero británico, cualquier decisión sobre Grecia puede repercutir directamente sobre Portugal, España y seguramente otras economías, y es probable que la solución no llegue de forma inmediata.

«Aun así, las idiosincrasias de la eurozona no deberían hacernos olvidar la naturaleza general de la crisis fiscal que ahora mismo afecta a la mayor parte de las economías occidentales».

«Llamémosle geometría fractal de la deuda -subrraya el Financial-: el problema es básicamente el mismo en Islandia, Irlanda, Reino Unido o EEUU; lo único que varía es el tamaño. Lo que Occidente está a punto de aprender es que no hay nada como una lección keynesiana. Los déficit no nos han “ayudado” ni la mitad que la política monetaria (tipos de interés cero más relajación cuantitativa)».

La locomotora de la crisis

Según el Financial, los efectos de las explosiones de deuda pública son mucho más inmediatos de lo que pensamos. La peor parte se la lleva la eurozona, ya que los inversores, cuando están inquietos, recurren al “refugio seguro” de la deuda estadounidense.

El Fondo Monetario Internacional publicó recientemente un informe sobre los ajustes fiscales que las economías desarrolladas necesitarían acometer para recuperar la estabilidad fiscal en la próxima década.

Los peor ubicados, según el FMI, resultaron ser Japón y Reino Unido, con un ajuste fiscal del 13% del PIB, seguidos de Irlanda, España y Grecia, con un 9%. En sexto lugar aparecía EEUU, que, según los criterios del FMI, necesitaría ajustar su política fiscal un 8% del PIB .

«El nuevo presupuesto de la Administración Obama asume alegremente un crecimiento del PIB real del 3,6% para los próximos cinco años, con una inflación del 1,4% de media. No obstante, si suben los tipos reales, el crecimiento sin duda será menor. En esas circunstancias, el pago de intereses podría aumentar de un 10% a un 20% y a un 25%», señala el Financial.

Es posible que este efecto persista durante algunos meses, al igual que ocurrió a finales de 2008 cuando el pánico se apoderó del sector bancario. No obstante, con analizar un poco la situación fiscal del Gobierno federal, por no mencionar la de los estados, nos daremos cuenta de la falacia que rodea al concepto de “refugio seguro”, añade.

La semana pasada, el servicio de inversores de Moody’s advirtió de que no debería darse por hecho que se va a mantener la calificación AAA para EEUU.

La advertencia recuerda a la cuestión que planteó Larry Summers antes de volver al Ejecutivo: “¿Durante cuánto tiempo puede seguir siendo la primera potencia mundial el mayor prestatario del mundo?”.

«Si pensamos un poco, puede parecer apropiado que la crisis fiscal de Occidente haya empezado en Grecia, la cuna de la civilización occidental. No tardará en cruzar el Canal y llegar a Reino Unido. Pero la cuestión es cuándo llegará esa crisis al último bastión del poder occidental, al otro lado del Atlántico», concluye el financiero británico.

La «crisis de los Estados»

De esta manera, y como ya lo habíamos adelantado en IAR Noticias hace una semana, el proceso de sobreendeudamiento público (agregado a la caída de la recaudación por la desaceleración económica) no solo amenaza la estabilidad económica y la «gobernabilidad» del sistema, sino que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede hacer colapsar en cadena a los propios Estados capitalistas, tanto centrales, como subdesarrollados o emergentes.

En general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer a los analistas del sistema un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados capitalistas centrales.

De esta manera, la crisis fiscal (producto del déficit comercial y recaudatorio del Estado) se sumó al panorama de agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y Europa), la no reactivación del consumo (producida por la desaparición del crédito para la producción), y los interrogantes que persisten en caso de que los bancos centrales decidan levantar los estímulos (planes de rescate) a bancos y empresas.

Como producto de la especulación bursátil (escamoteados a la inversión productiva) en los últimos meses fue cobrando forma visible un nuevo actor emergente en la economía mundial: La «crisis fiscal» (producto de los déficit siderales que aquejan a los Estados de las economías centrales) que sucede a la «crisis financiera» en la debacle de la economía capitalista globalizada.

Y hay una paradoja: La «crisis estatal» no nace como producto del endeudamiento privado sin respaldo (la economía de papel de los grandes conglomerados bancarios imperiales) sino como emergente de los programas estatales de salvataje financiero que han endeudado (sin respaldo fiscal) a los Estados centrales, con EEUU y la Unión Europea en primer término.

La nueva crisis, como lo señala The Financial Times, ya está siendo exportada desde EEUU mediante el endeudamiento sin respaldo que explota el dólar como «refugio seguro» para los especuladores internacionales.