Los detenidos decían querer «buenos padres cristianos» para los pequeños
Daniel Lozano/Público
El Gobierno haitiano intenta desentrañar el rocambolesco rompecabezas del grupo cristiano baptista, con base en Idaho, que pretendía cruzar la frontera con 33 niños. Las primeras declaraciones de los menores dejan al descubierto una compleja maraña de negocios y fundamentalismo. Los niños mayores, de 14 años, dejaron claro que no son huérfanos. Recordaban direcciones y teléfonos de sus padres. Casi nada se sabe de los más pequeños, uno de ellos de tres meses.
La dicotomía que barajan los investigadores es si Laura Silsby y sus cooperantes engañaron a los padres con una vida mejor o si, directamente, compraron a los niños con la connivencia de sus progenitores. O ambas cosas. La actitud de un grupo de padres, que en una ciudad destruida donde las comunicaciones son casi un milagro, acudieron ipso facto a reclamar a sus hijos, cuestiona aún más su actitud. «Explican que uno de ellos ejercía de traductor para los cristianos», dijo a Público Patricia Vargas, directora regional de Aldeas Infantiles SOS, que se ha hecho cargo de los niños.
La policía fronteriza de Malpasse detuvo el pasado viernes a diez cooperantes (cinco estadounidenses y cinco dominicanos) del Refugio de Niños Nueva Vida, que pretendían llevar a un orfanato de Caberete (localidad turística del norte de República Dominicana, paraíso del surf) a 33 niños haitianos.
Medio millón de huérfanos
La detención se produjo después de varios días de odisea, de un ir y venir a bordo de un autobús en búsqueda de documentos en el consulado dominicano. Silsby esgrimía el apoyo de un general dominicano, llamado Florentino, que parece haber dado su permiso para trasladar a su país hasta mil niños haitianos.
El Fondo de la ONU para la Infancia, Unicef, teme que, tras el terremoto, Haití tenga medio millón de huérfanos. El Gobierno informó que se han llegado a pagar 18.000 euros por un niño haitiano.
Al menos los 33 niños ya juegan tranquilamente en las casas del campamento de Aldeas Infantiles en Croix de Buquet. Uno de los más pequeños se columpiaba ayer mientras otra de las niñas se comía un plato de espaguetis.
«Algunos nos llegaron deshidratados, sin zapatos, sin comer, con shock emocional. Incluso una de las pequeñas, todavía horrorizada, no podía ni hablar. También tuvimos que llevar al hospital a una niña con pulmonía», sintetiza Vargas.
Silsby, ayudada por un pastor cristiano, convenció a algunos padres dibujando un paraíso con educación, alimentación y sanidad para los niños.
El grupo cristiano entregaba a los padres un vale, gracias al cual podrían visitar a sus hijos en el futuro. En su web, alentaban a posibles padres adoptivos a visitar la localidad caribeña, con fotografías de lujosas villas playeras. Una oportunidad que Dios daba «a los buenos padres cristianos».