Prensa latina
Unos 700 civiles han perdido la vida bajo las bombas lanzadas por los drones, como también se le conoce en el argot militar, a los aparatos estadounidenses operados a control remoto, al noroeste de Paquistán.

Las autoridades estadounidenses alegan para realizar estos ataques, la persecución contra presuntos insurgentes; sin embargo, el resultado son bajas civiles como las que se produjeron este martes en las que cinco ciudadanos paquistaníes perdieron la vida.

De acuerdo con el reporte de la cadena Dawn, el aparato no tripulado disparó tres cohetes contra un complejo habitacional de la aldea de Dargi Mandi, cerca de Miramshah, la principal ciudad de la región tribal de Waziristán del Norte.

El reporte apunta que el objetivo del ataque aéreo fue un supuesto bastión del líder rebelde Jalaluddin Haqqani, uno de cuyos hijos pereció en un bombardeo similar la semana pasada.

Estados Unidos ha incrementado el uso de los aviones no tripulados en el noroeste de Paquistán desde el atentando suicida de diciembre pasado contra una base de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el vecino Afganistán.

Washington asegura que los objetivos atacados y las bajas causadas por los misiles corresponden a miembros del Talibán y de otros grupos de insurgentes islámicos que les hacen la guerra a sus tropas de ocupación en Afganistán.

La mayoría de los bombardeos tienen lugar en Waziristán del Norte, donde se reportó que los insurgentes habían decapitado a tres hombres, acusados de ser espías al servicio de Estados Unidos.

Según el oficial de policía de Miramshah Munner Zaman, una nota encontrada junto a los cadáveres aseguraba que los tres individuos, dos de ellos refugiados afganos, trabajaban para Washington.