Jean-Guy Allard


El ex presidente del Consejo español José María Aznar ahora objeto de una investigación  del Tribunal de Cuentas, se gastó los dos millones de dólares para hacerse condecorar por George W. Bush, con una firma de cabildeo de Washington que representa a la Bacardí, donde se mueven miembros de la mafia cubanoamericana y a la cual se sumó hace unos meses el ex senador Melquides “Mel” Martínez, padrino del Cuban Liberty Council de Miami.

En Madrid, el Tribunal de Cuentas acaba de revelar que se ha abierto una investigación para conocer como Aznar utilizó dinero público para promocionarse en Estados Unidos y conseguirse la Medalla de Oro del Congreso que, supuestamente, iba a entregarle el entonces presidente Bush.

El Consejo de Ministros aprobó el 26 de diciembre de 2003, en circunstancias que quedan por determinar, un jugoso contrato por 2,3 millones de dólares (1,7 millones de euros) con la empresa estadounidense de lobbying ‘Piper Rudnick’, hoy denominada DLA Piper.

El máximo órgano fiscalizador del Estado español también intenta determinar como se esfumaron antes de llegar a la firma contratada parte de los 2,3 millones de dólares así atribuidos a la obtención de una condecoración que nunca consiguió.

DLA Piper que se dedica a captar a legisladores a favor de sus clientes tiene entre sus clientes más famosos a la marca Bacardí, conocida por el financiamiento que provee a organizaciones hostiles a Cuba, incluso a grupos que promueven el uso del terror contra la Isla.

Poco antes de abandonar su escaño, el ex senador “Mel” Martínez, apadrinó una decisión del Gobierno de George W. Bush a favor de la firma Bacardí en su plan para robarse la afamada marca de ron cubano Havana Club, distribuida internacionalmente por la francesa Pernod Ricard.

“Coincidencia” como suele ocurrir en Washington, se retiró luego sorpresivamente del Senado para sumarse a la firma de cabildeo, para convertirse en “lobbyista” al lado de su amigo de 20 años, el cubanoamericano mafioso Ignacio E. Sánchez, eminente socio de esta firma.

Martínez fue padrino del terrorista Cuban Liberty Council el día de su acto de fundación. Nunca se perdió una oportunidad de difamar y atacar a la Revolución cubana. En el 2006, el entonces senador Martínez, de visita en Madrid, se dedicó a destacar la “necesidad de enfrentarse al Gobierno cubano con mano firme”.

Sánchez detiene, por su parte, la clientela de la General Cigar Company, el más grande distribuidor de tabacos de Estados Unidos quién intenta apropiarse de la marca Cohiba, también de fama internacional.

El contrato firmado por el gobierno de Aznar se hizo bajo el pretexto de

« asistir al Gobierno de España en la promoción de relaciones más próximas con los Estados Unidos». El contrato preveía un importe de dos millones de dólares mediante pagos mensuales de 100.000 dólares durante 20 meses. El pago inicial de 700.000 dólares.

Poco después de concluirse, el contrato ya daba beneficios a Aznar cuyo nombre se apareció en la lista de oradores exclusivos de las principales agencias especializadas de EE.UU., con honorarios de de 32.655 euros por charla.

Los abogados Mazón y Martínez que solicitaron la investigación al Tribunal de Cuentas consideran que para la obtención de la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos «no debían utilizarse medios públicos» al ser esto una «aspiración personal» de Aznar.

También piden que se esclarezca donde se volatizaron los 300 000 dólares que constituyen la diferencia entre los 2,3 millones aprobados y los 2 millones finalmente contratados con la firma de cabildeo.

El contrato se firmó en secreto tres meses antes de las elecciones presidenciales de 2004. Los fondos se desviaron a través de la Secretaría de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamérica.

Según la factura de DLA Piper, los lobbyistas de la firma “ayudaron con el paso de H.R. 2132, una resolución que autoriza la concesión de una medalla de oro para el Presidente Aznar” lo que implicó “ponerse en contacto con oficinas del Congreso para solicitar que los miembros copatrocinen la resolución introducida por el Representante Jim Gibbons” y los senadores Dodd, Frist y Daschle “para introducir un proyecto de la ley similar y obtener co-patrocinadores”.

Con o sin medalla, Aznar fue – entre otras cosas – una pieza clave de la política de Bush con Latinoamérica. La fundación FAES, que preside el que fue apodado “la chancleta de Franco” tuvo un papel activo en las conexiones que estableció con políticos conservadores de Latinoamérica con el objetivo de detener las corrientes progresistas en el sur del continente.

Las regulaciones de la democracia parlamentaria autorizan a los llamados lobbyistas comprar la complacencia de los políticos a golpe de contribuciones a sus fondos electorales y otras bondades.

Además de sus características mafiosas, el contrato Aznar revela como gobiernos extranjeros contratan a empresas norteamericanas como DLA Piper para resolverse relaciones “privilegiadas” con el gobierno de Estados Unidos al sobornar miembros del Congreso.