Sólo jerarquizan para auxiliar a otros estadounidenses
Agencias

Puerto Príncipe, enero 16 – Los soldados de la 82 División Aerotransportada de Estados Unidos se desplegaron en el principal aeropuerto de Haití el viernes, desatando escenas de ira cuando intentaban controlar a una desesperada muchedumbre que buscaba abandonar el país.

“Atrás, atrás. No quiero ser grosero, pero usted tiene que apartarse”, gritó un soldado mientras un oficial francés intentaba conducir a un grupo de ciudadanos franceses hacia la terminal aérea.

“Sólo pasaporte estadounidense, sólo pasaporte estadounidense”, repetía en francés un frustrado funcionario del Departamento de Estado, mientras los refugiados haitianos se comenzaban a agolpar en una zona dispuesta para los ciudadanos estadounidenses que podían esgrimir un valioso pasaporte azul.

Estos soldados fueron los primeros en llegar de los 1.000 que se esperaba que arribaran al país caribeño a lo largo del viernes.

Estados Unidos estará desplegando unos 10.000 efectivos en Haití en los próximos días, aunque muchos permanecerán en una flota de naves de la Marina desplegada cerca de la costa y comandada por el portaaviones USS Vinson, según informó el Pentágono.

Este destacamento es el mayor hasta el momento en Haití, tres días después de que un potente terremoto devastara Puerto Príncipe, matando a decenas de miles de personas y destruyendo cualquier vestigio de gobernabilidad en este empobrecido país.

Los soldados se instalaron en el aeropuerto y tomaron control de la entrada a la terminal, donde comenzaron a filtrar a los portadores de pasaportes estadounidenses de entre la multitud de cientos de frustrados refugiados que pedían salir.

Hubo confusas y en ocasiones enojadas escenas de diplomáticos no estadounidenses que buscaban extraer a sus propios ciudadanos de la multitud para conducirlos a aviones de rescate que esperaban en la pista.

Al principio, tropas estadounidenses y funcionarios del Departamento de Estado hicieron retroceder a diplomáticos franceses que intentaban llevar a 64 nacionales al primero de los tres aviones destinados a sacarlos del país.

“Sólo estamos estableciendo puntos de control”, explicó el sargento Kelab Barrieau.

El aeropuerto, centro de una enorme recepción de ayuda internacional, estaba desbordado de aviones de una docena de nacionalidades que descargan suministros humanitarios y militares en la pista.

Los soldados seguirían llegando a lo largo del día hasta que el contingente alcance la “fuerza de una brigada” de varios miles de efectivos.

“Estamos preparados para permanecer por el tiempo que sea necesario, probablemente 60 días, pero si se requiere más tiempo, estaremos allí para ayudar”, dijo Barrieau a AFP.

A medida que el orden se restauraba y que los extranjeros atrapados en el desastre comenzaban a abandonar el país, los trabajadores humanitarios y periodistas seguían rumbo a la dirección opuesta: el país más pobre de América, arrasado el martes por un cruel terremoto.