TeleSUR
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, responsabilizó al mundo desarrollado del desastre humanitario por el que atraviesa Haití, devastada por un terremoto de magnitud 7,3 el pasado 12 de enero y adelantó que viajará al país caribeño el próximo 25 de febrero.
«El mundo desarrollado es el responsable de lo que ocurrió en Haití. Ahora ese terremoto tal vez mueva la vergüenza de los seres humanos que gobiernan este planeta y podamos hacer ahora lo que se debía haber hecho 40 o 10 años atrás», dijo el primer mandatario.
En su intervención en el X Foro Social Mundial (FSM), que se celebra en la ciudad sureña de Porto Alegre, Brasil, Lula aseguró que «el día 25 del próximo mes estaré en Haití».
El gigante suramericano lidera el contingente militar de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), y aprobó la duplicación de la fuerza en el país más pobre de América, que podrá alcanzar unos dos mil 600 efectivos.
«Brasil tiene cinco años (con el comando militar) en la fuerza de paz en Haití. Enseñamos al mundo cómo es una fuerza de paz sin injerencia en las cuestiones políticas ni practicar violencia», afirmó.
La Minustah se creó en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU en 2004, para contribuir al cese de la violencia tras el derrocamiento del presidente haitiano Jean Beltrand Aristide. Sin embargo, muchas han sido las denuncias de las muertes de civiles en barrios pobres de la capital haitiana, como Citie Soleil, en enfrentamientos con los cascos azules.
El Parlamento brasileño aprobó el lunes el envío de mil 300 militares más a Puerto Príncipe, con lo cual la nación suramericana duplicará sus efectivos en la Misión.
El traslado constará de 750 integrantes del Batallón de Infantería y 150 miembros de la Policía Militar, y unos 400 efectivos quedarán de reserva.
Por otro lado, el jefe de Estado, manifestó que ve al FSM más maduro y con «mucho espacio para crecer», y afirmó que el Foro Económico de Davos (Suiza) ha olvidado el glamour desde hace años.
«Tengo la conciencia de que Davos no tiene más el glamour que pensaban que tenía en 2003. El sistema financiero ya no puede desfilar como siendo un modelo ejemplar, porque acabó de provocar la mayor crisis mundial de los últimos años por irresponsabilidad», afirmó Lula en el seno del Foro Social, al referirse a su primer viaje a la cita económica.
El líder brasileño recordó que cuando estuvo por primera vez en el Foro, que se realiza anualmente en los Alpes suizos, en el 2003 acababa de asumir la Presidencia y que existía la duda de que no supiera gobernar la nación.
«Ahora voy a decirles que un tornero mecánico fue el que más creó universidades y escuelas técnicas profesionales y voy a decirles que es posible cambiar la historia de cada país», sostuvo.
El mandatario explicó que el sistema financiero internacional no puede seguir con su modelo de gestión, pues éste creó la recesión económica.
Lula Da Silva insistió en la responsabilidad que tienen los países desarrollados en cuanto a la pobreza y a la situación económica que afectó al mundo el año pasado.
«Voy a Davos igual que en 2003, con orgullo de lo que tengo que decir y mostrar (…) y con la misión de decir que si el mundo desarrollado hubiese hecho la lección de casa en economía, no habríamos tenido crisis», dijo.
El gobernante participará una vez más en el Foro de Davos, el próximo viernes, cuando será reconocido con un galardón como el «estadista global» (creado por el mismo Foro) y aprovechará el momento para insistir en la reforma de las instituciones financieras internacionales y de ampliar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Respecto al FSM, que lleva una década de creado como oposición al de Davos, aseguró que lo ve «intacto, con la misma salud y vigor» y le vaticinó «mucho más espacio para crecer» de lo que se imaginaría tras la crisis económica.
El FSM «tiene que continuar la utopía de lo imposible, tener voluntad, coraje y ponerse a trabajar» subrayó Lula, quien fue uno de los impulsores del evento.
Luiz Inácio Lula Da Silva, emitió su mensaje ante 10 mil personas, que se reunieron en el gimnasio Gigantinho de Porto Alegre, espacio reservado para eventos multitudinarios, sin contar las personas que se encontraban en las afueras escuchando las palabras del líder brasileño a través de pantallas gigantes.