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Margot Kaessmann, cabeza de la Iglesia protestante alemana, pidió en su sermón de la misa de Año Nuevo más optimismo y coraje a la vez que reiteró su deseo de que regresen las las tropas alemanas desplegadas en Afganistán.
Ya hace unos días, en entrevistas concedidas a periódicos alemanes, la obispo pidió por el retorno de los 4.4000 soldados de su país que ahora mismo combaten en el país asiático.
Desde 2002, 34 soldados alemanes han muerto en combates en Afganistán.
Kaessmann representa a varias de las 22 ramas evangélicas alemanas, como cabeza de la EDK, organización que agrupa los protestantes.
Su llamada por la vuelta de las tropas coincide con el debate parlamentario para aprobar todo lo contrario: incrementar las presencia de soldados para combatir a los talibanes.
«No hay guerra justa. Y no la puedo legitimar desde un punto de vista cristiano», según Kaessman. Sin embargo no apuesta por una retirada de cualquier manera y concede que se necesita una estrategia para abandonar el conflicto con garantías para sus soldados.