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Parece un desenlace lógico: A casi cuatro días del terremoto las víctimas (viviendo y durmiendo entre los muertos y en medio de los escombros) claman por una ayuda internacional que sólo llega en cuentagotas y la violencia social comienza a extenderse peligrosamente por todo Puerto Príncipe. El gobierno de Haití calcula 140.000 muertos, y la ONU estima que el sismo afectó a un tercio de la población y que medio millón de personas se han quedado en la calle. La policía y los cascos azules de la ONU temen que las bandas armadas que pululan por la ciudad detonen un estallido social generalizado que deje a la capital haitiana  fuera de control. Con la excusa de brindar ayuda humanitaria, EEUU envió una flota nuclear para rodear a Haití con un anillo de seguridad militar en prevención de los posibles (y previstos) brotes de violencia que amenazan con extenderse a todo el territorio haitiano.

Una última información de Reuters, citando como fuente a un funcionario gubernamental de alto rango, consigna que las autoridades de Haití han sepultado 40.000 personas,  y estiman que otras 100.000 podrían estar muertas.

Aramick Louis, secretario de Estado de Seguridad Pública, también dijo que pandillas habían comenzado a tomar las calles y que la mayor preocupación del Gobierno era un posible estallido de violencia generalizada.

Según relata un corresponsal del diario El Mundo de España, el viernes tanques de la ONU comenzaron a desplegarse por Puerto Príncipe donde rodean el palacio presidencial y los edificios públicos.

En medio de temores de que el malestar local y la frustración por el retraso de la asistencia pueda transformarse en violencia, el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, dijo el viernes que salvo algunos robos de comida y agua y algunos saqueos menores la situación de seguridad en Haití sigue siendo «bastante buena».

P.J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, comentó que la distribución de asistencia debería mejorar. Sin embargo, el aeropuerto de Puerto Príncipe tiene una capacidad limitada y el puerto aún está inutilizable, según consigna un corresponsal de Asociatted Press

Mientras tanto, el  Pentágono informó que la llegada el viernes de su portaaviones nuclear USS Carl Vinson con 19 helicópteros, podría abrir un segundo canal significativo para entregar asistencia.

Según desliza The Washington Post, el verdadero objetivo de la flota norteamericana es rodear a Haití con un anillo de seguridad militar en prevención de los posibles (y previstos) brotes de violencia que amenazan con extenderse a todo el territorio haitiano.

Panorama desolador

En Haití, casi 96 horas después del terremoto, no hay electricidad, no hay agua, no hay medicina, no hay comida, los heridos se desangran sin atención en los hospitales colapsados.

Un taxista haitiano citado por la agencia EFE piensa que «esto se está poniendo peligroso por momentos. La gente ha empezado a robar, no quiero ni imaginar cuál puede ser la situación dentro de un mes».

Andy Gallagher, uno de los corresponsales de la BBC en Puerto Príncipe, indicó que no se ve en el terreno ningún indicio de que exista un esfuerzo organizado por coordinar la ayuda.

Gallagher agregó que las voces que se escuchaban entre los escombros ya se han callado y que la desesperación se extiende entre los haitianos que preguntan constantemente cuándo los van a socorrer.

De hecho, muchas personas están intentando desenterrar a los atrapados con sus propias manos ante la escasez de maquinaria para extraer los cadáveres.

Miles de haitianos heridos o sin hogar durmieron en las calles por tercera noche consecutiva y pedían ayuda el viernes, mientras el mundo aceleraba el envío de asistencia para evitar que los sobrevivientes pasen de la desesperación a la ira, señala el corresponsal de El Mundo.

Supervivientes andrajosos elevaban sus brazos a reporteros extranjeros en las calles, rogando por agua y comida, dice el corresponsal de Reuters

«Ríos de personas discurren entre los escombros que ha dejado el sismo, montañas de basura y caudales de aguas negras, aunque éstas dos últimas siempre han sido parte del panorama urbano de Puerto Príncipe», apunta por su parte un corresponsal de la BBC.

«El éxodo discurre por encima de cadáveres. Es incontable la cantidad de cuerpos que están colocados a la vera de los caminos. Algunos pudorosamente tapados con mantas. Pero otros ni siquiera pudieron contar con ese detalle póstumo», añade.

Según el corresponsal, los cuerpos fueron extraídos de los escombros por socorristas improvisados y dejados allí, quizá con la esperanza de que alguien pasara a recogerlos. Pero han transcurrido ya tres días y el hedor empieza a hacerse insoportable.

Gobiernos de todas partes del mundo están enviando suministros de ayuda y equipos médicos tras el terremoto del martes en la nación caribeña, la más pobre del hemisferio occidental, señala un corresponsal de Reuters.

Sin embargo, los enormes obstáculos logísticos y la magnitud de la destrucción impiden que la ayuda llegue a cientos de miles de víctimas, agrega

Según la agencia AFP, en un supermercado destruido, decenas de personas registraban los escombros para intentar alcanzar la comida que quedó enterrada tras el temblor. Justo afuera del barrio bajo de Cite Soleil, personas desesperadas rodeaban una tubería de agua rota, empujándose para beber o llenar baldes.

Algunos haitianos desesperados bloquearon el jueves las calles con barricadas de cadáveres en un sector de Puerto Príncipe para pedir que la ayuda llegue más rápido, dijeron testigos.

Trabajadores de asistencia comentaron que estaba llegando algo de ayuda a las personas, pero de forma caótica, y dijeron que se necesita más coordinación de forma urgente.

«Alguna ayuda está llegando, pero no a muchas personas», dijo Margaret Aguirre, alta funcionaria del Cuerpo Médico Internacional citada por EFE.

El experto de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) Mark Katz, le dijo a la BBC que hay algunos equipos en el terreno que tienen maquinaria pesada para levantar escombros pero se necesita mucho más.

El testimonio del alto funcionario de Naciones Unidas (la institución madre de la coordinación de ayuda internacional) ilustra por sí sola lo que ya es una realidad: EEUU y las potencias centrales carecen  de planes estratégicos para enfrentar las contingencias catastróficas mundiales como la que está sucediendo en Haití, que supera cualquier estimación numérica en la historia de las catástrofes naturales para un solo país.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estimó que la cantidad de víctimas fatales podría ser de 50.000 a 100.000, superando cálculos anteriores de la Cruz Roja en Haití que había indicado hasta 50.000 muertos.

«Varias fuentes están estimando las cifras entre 50.000 y 100.000», dijo a Reuters Jon Andrus de la OPA, la rama americana de la Organización Mundial de la Salud.

«Un brote de diarrea podría ser un gran problema y esa es la razón por la que el agua es prioridad», subrayó. Los heridos también son vulnerables al tétano, según Andrus, y la vacunación contra la enfermedad ha sido insuficiente en el empobrecido país.

La ONU hizo este viernes un llamado para recaudar 560.000 millones de dólares (casi 390.108 millones de euros) para ayudar a las víctimas del terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter que se produjo el martes en Haití.

Naciones Unidas calcula que el sismo afectó a un tercio de los nueve millones de personas que viven en el país caribeño y ha destruido un 10 por ciento de los edificios de Puerto Príncipe, dejando a 500.000 personas sin hogar. Además, muchos se han tenido que desplazar para huir de la devastación.

La mitad de los fondos solicitados por la ONU se destinarán a ayuda alimentaria de emergencia y el resto a sanidad, agua, servicios sanitarios, nutrición, pronta recuperación, educación de emergencia y otras necesidades básicas, según precisó el Centro de Noticias de la ONU.

Muchos de los supervivientes tienen heridas graves, incluidos graves traumatismos y miembros machacados, lo cual hace que la ayuda médica sea una de las necesidades más inmediatas, junto a la ayuda alimentaria, el agua y el materia de refugio.