Para los habitantes de la isla caribeña este suceso ocurrido el 1 de enero de 1959 significó la materialización de los sueños de justicia de quienes entregaron sus vidas a lo largo de más de 100 años de lucha por obtener la verdadera independencia de la nación.
Poco después de instalado en el poder, el gobierno revolucionario desmanteló el sistema político neocolonial, disolvió cuerpos represivos y por primera vez garantizó a los ciudadanos el ejercicio pleno de sus derechos.
También saneó la administración pública y confiscaron bienes malversados para erradicar esa práctica de la vida republicana.
La llegada de la Revolución constituyó la dignificación del ser humano como centro y motivación de la dirección revolucionaria que asumió con prontitud las transformaciones necesarias.
Otras trasformaciones del nuevo gobierno contribuyeron a poner punto final a la discriminación racial, de género, el analfabetismo y garantizar el derecho de los ciudadanos a la salud y al deporte, entre otros beneficios.
Durante la ceremonia celebrada en la oriental provincia de Santiago de Cuba, el presidente Raúl Castro subrayó que «las revoluciones sólo avanzan y perduran cuando las lleva adelante el pueblo».
«Haber comprendido esa verdad y actuado invariablemente en consecuencia con ella, ha sido factor decisivo de la victoria de la Revolución cubana frente a enemigos, dificultades y retos en apariencia invencibles», enfatizó el dignatario.
Llamó a estar alerta ante los peligros externos y las actuales turbulencias del mundo contemporáneo -en referencia a la crisis económica mundial-, al tiempo que advirtió que cambiar la realidad no será facil, por lo que instó a los cubanos proseguir la lucha.