Mediante un comunicado, el ministerio de Exterior de Argentina «considera incomprensible la negativa británica a abordar la cuestión de fondo para encontrar una solución pacífica y definitiva a la controversia de soberanía, conforme el mandato de la comunidad internacional».
El gobierno argentino persiste en «poner fin a una anacrónica situación colonial incompatible con la evolución del mundo moderno».
La nota «reitera nuevamente» la «permanente y sincera disposición» de Argentina de reanudar las negociaciones para «hallar una solución definitiva a la disputa».
En 1833, Reino Unido usurpó las Islas Malvinas, expulsó a la población originaria y prohibió su retorno. La población fue entonces reemplazada por ocupantes de origen británico.
La actitud británica derivó en una guerra por los territorios de las Malvinas, iniciada el 2 de abril de 1982. Los enfrentamientos ocasionaron un saldo de 649 soldados argentinos muertos y 255 británicos fallecidos.
Tras ser derrotada en el conflicto bélico, la lucha argentina ha estado enmarcada en defender la soberanía sobre estos archipiélagos australes, tomados por la fuerza y dominados desde entonces por Reino Unido. Ese apoderamiento de las islas ha sido ampliamente condenado por Argentina, que los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, como parte de los esfuerzos para reivindicar al pueblo los derechos sobre el Archipiélago y reconocer el esfuerzo de las víctimas de la guerra, apoyó la inauguración de un monumento en honor a los caídos en las Malvinas.
Al monumento han viajado más de 200 familiares de los soldados muertos durante el conflicto bélico.
Según fuentes de la cancilleria argentina, estos viajes son el resultado de años de negociaciones con el Reino Unido para poder inaugurar el monumento ubicado en el cementerio de Darwin en honor a los caídos en la guerra de las Malvinas (1982-1983).