![](http://www.aporrea.org/imagenes/2009/03/putin_p.jpg)
«Para mantener el equilibrio sin desarrollar un sistema de defensa antimisiles como hace Estados Unidos, debemos desarrollar los sistemas ofensivos», declaró Putin, durante una visita a Vladivostok (Extremo Oriente ruso), sin precisar el tipo de armas al que se refería.
«Con un ‘paraguas’, nuestros interlocutores se sentirán en seguridad y harán todo lo que quieran, y habrá más agresividad en la política y en la economía», prosiguió, según la agencia Itar-Tass.
La Casa Blanca decidió cambiar ese proyecto, centrado en una amenaza de disparo de misiles iraníes de largo alcance, por un sistema que protege contra los disparos balísticos de corto y medio alcance, posición en principio satisfactoria para Moscú.
Putin sacó de nuevo a colación el tema, reivindicando el derecho a conocer todos los detalles de ese nuevo escudo.
«Si se quiere un intercambio de informaciones, entonces que Estados Unidos nos dé toda la información sobre el escudo antimisiles y estaremos dispuestos a comunicar informaciones sobre las armas ofensivas», declaró.
El 24 de diciembre, el presidente ruso, Vladimir Medvedev, había dicho sin mencionar a Estados Unidos que Rusia iba a garantizar su seguridad con la modernización de su arsenal nuclear, en particular desarrollando nuevos misiles, de los cuales un gran número fue construido durante la época de la Unión Soviética y ahora llega a término.
Estas declaraciones llegan en un momento en que rusos y estadounidenses negocian desde hace meses un nuevo tratado de desarme nuclear para remplazar el acuerdo START, que data de 1991 y caducó el 5 de diciembre.
Sobre este tema, el jefe del Gobierno ruso consideró este martes que las conversaciones, interrumpidas a fines de diciembre debido a las fiestas de fin de año, se desarrollaban de manera «positiva».
En cuanto a las «reglas sobre la limitación de armamento comprendidas uniformemente, fácilmente verificables, transparentes, la existencia de tales reglas es mucho mejor que su ausencia», comentó.
Pronunciándose sobre estos temas, Putin entra en un terreno generalmente reservado a Medvedev, quien, junto con su homólogo estadounidense, trata de llegar a un compromiso sobre desarme.
En julio, durante una cumbre entre Obama y Medvedev en Moscú, se fijaron dos objetivos: reducir a un número comprendido entre 1.500 y 1.675 el número de ojivas nucleares (contra 2.200 actuales) y entre 500 y 1.100 el de vectores.
Si bien ya no está en el Kremlin desde hace año y medio, Putin es aún considerado el hombre fuerte del país, pese a que afirma estar a las órdenes de su sucesor Medvedev.
«La decisión final sobre estas cuestiones corresponde a los presidentes ruso y estadounidense Dimitri Medvedev y Barack Obama», destacó el martes el primer ministro ruso.