Con la velocidad ahora en el centro de la estrategia de Obama, la Casa Blanca parece haber calculado que sólo prometiendo una rápida escalada y una rápida retirada de Afganistán se puede sostener el apoyo político en casa.
El presidente Barack Obama preparó anteanoche al pueblo estadounidense y a los aliados de Estados Unidos para la nueva estrategia “Final de Juego” para la guerra en Afganistán. Desplegará treinta mil nuevos efectivos en el país junto con la osada promesa de que los traerá de vuelta y pondrá fin al compromiso de Estados Unidos en ese frente de batalla dentro de tres años. “Esta nueva estrategia nos permitirá acelerar la transferencia de responsabilidad a las fuerzas afganas y empezar la retirada de nuestras fuerzas de Afganistán en julio de 2011. Tal y como hicimos en Irak, llevaremos a cabo la transición de forma responsable, tomando en consideración las condiciones en el terreno”, aseguró el mandatario norteamericano.
El discurso, que tuvo lugar en la Academia Militar de West Point en Nueva York y fue televisado en vivo a toda la nación, pondrá fin a meses de debate dentro de la Casa Blanca sobre la mejor manera de progresar en Afganistán con un telón de fondo de decreciente apoyo a la guerra en todo Estados Unidos y Europa. Obama optó por escuchar los pedidos de su comandante en el terreno, el general Stanley McChrystal, que reclamaba un sustancial aumento de tropas para combatir la creciente insurgencia ahí. “Si yo no pensara que nuestra seguridad está en juego les pediría a los soldados que regresaran”, se escudó antes de delinear la nueva estrategia.
El punto central será el desplazamiento de por lo menos treinta mil nuevos efectivos, aunque al mismo tiempo le impuso condiciones firmes al gobierno afgano y especialmente al presidente Hamid Karzai, con quien conversó por videoconferencia durante más de una hora antes de partir para West Point. También espera un mayor compromiso del gobierno de Pakistán para controlar las regiones tribales cerca de la frontera, donde los talibán y los líderes de Al Qaida han encontrado un refugio seguro.
También instó a un mayor sacrificio de parte de aquellos países que ya contribuyen con la fuerza internacional en Afganistán. “Algunos han aportado ya tropas adicionales y tenemos confianza en que habrá nuevas contribuciones en los próximos días y semanas”, pronosticó Obama. Ayer circularon documentos diplomáticos en los cuarteles de la OTAN en Bruselas, en los que pedían un adicional de diez mil efectivos de las naciones europeas como Gran Bretaña y Francia.
Aunque algunos serán soldados de combate, la mayoría probablemente sean entrenadores para ayudar a crear un nuevo ejército afgano y una fuerza policial nacional. Pero aun así, el mandatario norteamericano sabe que no le será fácil convencer a sus aliados. “Lo que está en juego no es sólo una prueba de la credibilidad de la OTAN, lo que está en juego es la seguridad de nuestros aliados y la seguridad común del mundo”, les advirtió ayer desde el otro lado del Pacífico.
Si bien los medios venían adelantando la decisión de Obama, la velocidad y las condiciones bajo las cuales desplegarán el nuevo contingente tomarán a algunos por sorpresa. Las fuentes dijeron que la intención era tener en el terreno a todos los nuevos efectivos de Estados Unidos para julio del año que viene. Con la velocidad ahora en el centro de la estrategia de Obama, la Casa Blanca parece haber calculado que sólo prometiendo una rápida escalada y una rápida retirada de Afganistán se puede sostener el apoyo político para la guerra que está entrando en su noveno año y que comenzó poco después del ataque contra las Torres Gemelas, del 11 de septiembre de 2001.
Entre las muchas tareas que Obama enfrentó anoche, una fue recordar al pueblo estadounidense los motivos detrás de la guerra. “No pedimos esta guerra”, señaló antes de recordar la tragedia del 11 de septiembre y la invasión a Afganistán unas semanas después. “En pocos meses, un lugar que vivió décadas de miedo ahora conocía la esperanza de la paz”, aseguró el mandatario, destacando el peligro que significaría para los afganos y para el mundo que Afganistán volviera a caer en manos de los talibán.
Después de su conferencia con Karzai, Obama mantuvo consultas con el presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, a quien le ofreció apoyo adicional para su ejército si intensifica las operaciones en la frontera. Obama también invitó a treinta miembros claves del Congreso a la Casa Blanca para explicar la estrategia. En los últimos días, también habló con los líderes de las naciones claves, incluyendo a Rusia, Gran Bretaña y Francia.
El nuevo compromiso significa que Estados Unidos habrá duplicado el número de tropas en Afganistán desde que asumió Obama, con los 21 mil nuevos soldados estadounidenses desplegados a mitad de año. También significa que la presencia total de la OTAN en el país –si los líderes europeos responden al pedido de Obama– aumentará a 110 mil efectivos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-136296-2009-12-02.html