Lobo, quien asumirá el 27 de enero, tiene prisa por encontrar una solución a la crisis política que el país arrastra desde hace meses y así romper con el aislamiento internacional y retomar ayuda financiera clave.
El Congreso aceptó la propuesta de Lobo de estudiar una amnistía para todos los involucrados en el golpe de Estado del 28 de junio y también para Zelaya, quien permanece refugiado desde septiembre en la embajada de Brasil en Tegucigalpa bajo la amenaza de ser arrestado si pone un pie afuera.
«Las cosas que él (Lobo) ha estado trabajando, tanto el gobierno de unidad nacional, que es un elemento importante en el Acuerdo de San José-Tegucigalpa, como la amnistía, yo veo que es una cosa muy positiva para el proceso», agregó.
La cosa es que Micheletti, designado por el Congreso como mandatario interino después del golpe contra Zelaya en junio, había dicho en el pasado que daría un paso al costado si eso contribuía a pacificar el país, pero ahora se niega a renunciar.