Carlos Neo/Matriz Sur
Los medios masivos de comunicación audiovisuales se han convertido en un instrumento esencial en la construcción de realidades que aseguren un estado de dominación y control sobre las sociedades y gobiernos, en particular aquellos que de alguna forma perturben el sistema neoliberal vigente.
La semana pasada ocurrió una fuerte actividad mediática destinada a crear zozobra y conmoción social en la población argentina, instalando la percepción de debilidad y caos con el objetivo de socavar la denominada autoridad presidencial.
Estos mecanismos que emplean los medios masivos fueron utilizados en el espacio de UNASUR en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. En todos ellos se generaron situaciones de golpe de estado o posibilidades destituyentes en algún momento de los mandatos de sus actuales presidentes.
Ocurre que cuando la SIP realiza un encuentro en algún país de Latinoamérica, se dispara la señal articulada desde las oposiciones políticas, los canales de TV, las radios y los diarios como propaladores de información que buscan instalar y crear percepciones que, amplificadas, inducen a la población expuesta a internalizar una pseudo-realidad creada artificialmente. Este fenómeno se llama «matriz de opinión».
Por medio de ella, se tiende a homogeneizar las opiniones de los ciudadanos que al incorporar información mediática, reproducen la opinión ahora incorporada como propia, instalada desde los medios controlados por empresarios que responden a intereses económicos y políticos específicos, contrarios a los mismos ciudadanos que luego se convierten en sus voceros.
Estas empresas generadoras de “información independiente” convierten un pequeño espacio de realidad en la totalidad de ella. Operaciones de desinformación, distracción o «terrorismo de noticias» van conformando la agenda de las situaciones a ser relatadas por una parte considerable de la sociedad, en especial los sectores medios, que frecuentemente se ven beneficiados por las políticas que gracias a los «medios» no pueden reconocer.
Esta vez el blanco de los cañones muitimedios fue el movimiento obrero: una masiva concentración de trabajadores impulsada por gremios y organizaciones sociales y políticas debió ser suspendida por orden de la presidenta Cristina Fernández, luego de que los principales medios audiovisuales realizaran una operación mediática para detener la masiva movilización a realizarse el próximo 20 de noviembre en apoyo al gobierno.
La acción mediática capitaneada por el Grupo Clarín consiguió el resultado esperado de provocar la reacción de algunos dirigentes gremiales y sociales, que al caer en la trampa tendida por los factores de poder, construyeron las condiciones que llevaran a Kirchner a solicitar la suspensión de la convocatoria para otro momento.