Agencias

Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva (archivo)

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, atribuyó a un «intento de golpe» el escándalo desatado en su gobierno en 2005 a raíz de denuncias sobre supuesto pago de sobornos a legisladores aliados por parte del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

El escándalo fue desatado por la denuncia de un diputado aliado, el conservador Roberto Jefferson, del Partido Laborista Brasileño (PTB), quien aseguró que su agrupación recibió pagos mensuales del PT a través de una red ilegal operada por el empresario Marcos Valerio, a cambio de apoyar el gobierno en votaciones del Congreso.

Lula negó el pago de sobornos, y reveló que, en la época, fue informado por una fuente de que la oposición deseaba abrir un juicio político en su contra.

El mandatario se manifestó convencido de que dirigentes de su partido fueron víctimas de una trampa. «Cuando salga de la Presidencia me enteraré mejor (sobre el escándalo), pero como presidente no puedo hacerlo», agregó.

Por otra parte, Lula admitió que es mala su relación política con su antecesor, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, y aseguró que el ex presidente le tiene «envidia», y que no acepta que un «obrero» haya realizado un gobierno mejor que el suyo.