«En términos generales la abstención real va a estar entre 65 y 70 por ciento», indicó a Efe el líder campesino Rafael Alegría, uno de los dirigentes del Frente de Resistencia que reclama la restitución en el poder de Manuel Zelaya.
“Los golpistas están diciendo que la abstención alcanzó 30% cuando en realidad fue de 65%. Nosotros tenemos 1.400 centros electorales encuestados de los 5.000 que existen y además tenemos las actas, números de votación y de votantes, es decir, tenemos datos suficientes para demostrar que la dictadura está adulterando la verdad», precisó.
En ese sentido, Zelaya señaló que el pueblo hondureño no defraudó la democracia y eso lo demuestra el hecho de no haber asistido a la votación en señal de protesta, por tanto, refirió que estas elecciones deberán se anuladas y reprogramadas cuando se restablezca el estado de derecho en Honduras.
“El presidente que sea electo de este fraude electoral no será legítimo porque no goza del respaldo popular, en virtud de eso, nuestras posiciones en el ámbito internacional están elevadas a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y a los tribunales penales internacionales para que se tomen medidas sobre el abuso de poder que limita al pueblo a manifestarse”, manifestó.
Señaló que seguirá luchando hasta que se logre la derrota final de la dictadura hondureña y hasta la reinstalación de la democracia pues ésta sirve para controlar el abuso de los poderosos, así como para asegurar las conquistas y reivindicaciones sociales que necesita el pueblo.
“No podemos perder el derecho a la democracia y menos doblegarnos simplemente porque saquen un batallón con sus rifles. Nuestra posición es firme, no nos rendiremos y eso lo demuestra el respaldo que nos dio el pueblo hondureño al no asistir a las urnas y, además, mostrar las manos limpias, levantadas, enseñando al mundo de manera elocuente que no aceptan el golpe de Estado”, enfatizó.
Asimismo, el presidente constitucional de Honduras precisó que espera que Estados Unidos rectifique en su posición de apoyar estas elecciones para contribuir a la división de Latinoamérica.
«En este momento hemos llegado a un punto de inflexibilidad de los militares que gobiernan a Honduras. Allá hay un ilegítimo presidente colocado por los militares y rodeados por los poderosos, mientras aquí en la sede diplomática de Brasil en Tegucigalpa hay un presidente elegido por el pueblo que se encuentra rodeado por los militares y limitado de su libertad y de sus garantías», expresó.