17 de noviembre de 2009

 

Gustavo Carlos Gutierrez

 

Podríamos afirmar a estas alturas de su gobierno (el nuestro), que la correlación de fuerzas en términos electorales no está a nuestro favor luego de la disminución desde un 46% en 2007 hasta un 32% aproximadamente en 2009, lo que  traerá una reducción relativa en la fuerza parlamentaria aliada. Si bien es solo un resultado electoral, ha marcado una tendencia que deberá ser revertida en los próximos dos años para la continuación del proyecto nacional y popular que usted lidera junto con el compañero Néstor Kirchner.

Las medidas de gobierno adoptadas desde el 28 de junio pasado han estado orientadas en la dirección correcta y en el sentido de mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, en particular, la creación de 100.000 puestos de trabajo a través de cooperativas y los recientes 180 pesos por niño o niña en concepto de asignación familiar.

Estas medidas en plena crisis del capitalismo mundial han sido manipuladas primero, y acalladas luego, por los medios privados de comunicación audiovisuales y reemplazadas por noticias tendientes a crear la percepción de una realidad insegura y caótica para gran parte de la población. Una sensación de zozobra quiere instalarse en el imaginario social.

¿Porqué sucede esto? ¿Porqué decisiones que son centrales en el buen desempeño de un gobierno progresista por peronista no alcanzan a modificar esa percepción subjetiva de la realidad como tal?

Uno de los factores que algunos compañeros estimamos como condición necesaria y suficiente para modificar la correlación de fuerzas en nuestro favor es la importancia de la conexión del líder con su pueblo. Esta conexión es esencial para que el pueblo beneficiario de las políticas públicas perciba y sienta como propio al gobierno que lo dignifica con sus medidas acertadas.

Los anuncios realizados desde lugares cerrados (Salón blanco, de las Mujeres o teatro argentino de la Plata) no siempre son el escenario propicio a la hora de transmitir a la población el enunciado de las acciones tomadas. Tal vez sea conveniente y aporte a la conexión arriba mencionada, el acercamiento físico del gobernante con el pueblo, la cercanía de quien está dignificando y satisfaciendo una necesidad por que hay un derecho, como bien decía Evita.

Si bien las comparaciones no caben, por obvias, sería tal vez interesante para el análisis y la búsqueda de respuestas estudiar las características y mecanismos que determinaron la impresionante conexión de Eva Perón con su pueblo, no siendo presidenta, pero si primera dama y militante.

Una respuesta posible estaría en desarrollar prácticas militantes como las de Evita, retomar su discurso, implementar sus ideas, impulsar su ideario, concientizar con la prédica entendible, ser y estar caminando en los barrios por las mañanas o tomar mate en algún pueblo por las tardes. Tal vez una actitud un poco más militante.