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La inmunidad del personal estadounidense que estará destacado en las siete bases militares de Colombia no pudo ser cambiado por negociadores neogranadinos.

Mientras para los estadounidenses no era un asunto negociable, los representantes colombianos, que tenían instrucciones de buscar algún tipo de concesión en un tema tan sensible, no se dieron por vencidos y plantearon una fórmula intermedia: que los delitos cometidos por personal estadounidense en desarrollo de sus funciones en Colombia fueran instruidos en el país por funcionarios judiciales de Estados Unidos destacados en la Embajada, reveló la revista colombiana Cambio.

La iniciativa cobró sentido días más tarde, cuando el Gobierno, con apoyo de la Fiscalía, consultó a las autoridades judiciales de los Estados Unidos sobre el estado de procesos seguidos a militares acusados hace tres años de haber violado a una menor cerca de la base aérea de Melgar. La sorpresa fue grande cuando, luego de un prolongado silencio, el Gobierno de Estados Unidos pidió ayuda a la Justicia colombiana para acopiar pruebas sobre el caso que no estaba en investigación.

El no rotundo de Washington a negociar una moderación de la inmunidad, dejó las cosas tal como estaban planteadas en julio. Es decir, que el personal militar de Estados Unidos en Colombia estará cobijado por inmunidad diplomática, como lo establece la Convención de Viena firmada en 1961 y vigente desde 1964. “Aceptar esto terminará siendo un gigante retroceso en un mundo donde se supone que el Derecho está poniéndose a tono con las necesidades de la paz”, le dijo a la revista un negociador colombiano.

Por su parte, el Consejo de Estado de Colombia, ente encargado de aprobar el acuerdo, emitió un pronunciamiento, en privado, sobre el acuerdo.