
Al intervenir en una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, el embajador brasileño ante el organismo hemisférico, Ruy Casaes, demandó el fin inmediato de estas prácticas, que atentan contra la dignidad humana.
Afirmó Casaes que la sede diplomática se encuentra rodeada por fuerzas militares y policiales y por la noche los golpistas colocan potentes lámparas y emiten diversos ruidos, incluso de animales, para impedirles a las personas allí alojadas conciliar el sueño.
El caso más reciente ocurrió esta madrugada cuando se escuchó en los alrededores de la legación un sonido potente de marchas militares y una música llamada «La Golondrina», un ave vinculada con la muerte.
«Sin dudas eso es tortura», dijo Casaes y afirmó que el régimen de facto utiliza cada vez técnicas más sofisticadas.
Por otra parte, la entrega de los alimentos a las 40 personas allí alojadas es limitada y debe ser revisada y olida por perros.
En una ocasión la comida estuvo tantas horas expuesta al sol que ocasionó problemas estomacales generalizados porque los alimentos llegaron en estado de descomposición, dijo Casaes.
A todo esto se suman los indicios inequívocos de bloqueadores de celulares, el trato abusivo al personal que ingresa en la sede y la demora en la retirada de la basura.
El embajador brasileño ante la OEA pidió la condena de la comunidad internacional a estos actos de tortura y anunció la posibilidad de recurrir a otras instancias para pedir castigo a los responsables.