Henry Saragih y Yudhvir Singh

 

Un aumento de la liberalización exacerbará, en lugar de resolver, las crisis climática, alimentaria, agrícola y financiera. Aumentaría considerablemente la vulnerabilidad de muchos países cuyas economías y poblaciones dependan del sector agrícola. En India, por ejemplo, dos tercios de la población dependen de la agricultura.

A todos los Ministros invitados a la próxima reunión mini-ministerial en Nueva Delhi:

copia para el Sr. Pascal Lamy – Director General de la OMC,

copia para el Embajador David Walker, Presidente del Comité Agricultura en Sesión Extraordinaria,

A La Vía Campesina, movimiento internacional de campesinos, pequeños y medianos agricultores, sin-tierra, mujeres rurales, gentes indígenas, juventudes rurales y agricultores asalariados, nos gustaría hacer llegar este mensaje, desde la base, a la reunión mini-ministerial que tendrá lugar en Nueva Delhi los días 3 y 4 de Septiembre.

Durante mucho tiempo, hemos estado trabajando para denunciar el enorme impacto negativo que la liberalización supone para el medio de subsistencia de los campesinos. En 1999, durante la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle, expresamos nuestra preocupación en torno a la destrucción de nuestras economías agrícolas familiares y las profundas crisis en nuestras sociedades que son debidas a las políticas rurales neoliberales. De nuevo, durante la última Conferencia de la OMC en Hong Kong en 2005, nos movilizamos porque la situación alcanzó un punto en el que los campesinos endeudados estaban sujetos a una presión diaria tal que muchos de ellos llegaron a quitarse la vida. Cuando la crisis alimentaria estalló en 2006, fue para nosotros una clara demostración del fallo de la políticas neoliberales, y tuvimos la esperanza de que esta crisis llevaría a un cambio de ruta en las políticas internacionales. Pero aún hoy, la FAO estima que más de mil millones de personas son víctimas del hambre y que alrededor de 150 millones de personas más han engordado este número como consecuencia directa de la crisis alimentaria actual.

Siendo que un cambio en este tipo de políticas es de vital importancia para todas nuestras organizaciones miembro en todo el mundo, queremos una vez más, pedirles que rechacen claramente cualquier implementación en la liberalización del comercio de los alimentos en la OMC. Hace falta que opten por políticas que salvaguarden el medio de vida de los campesinos, así como la seguridad alimentaria de los medios rurales y de los consumidores. Siendo que esto sería imposible dentro del actual marco normativo y en sintonía con las propuestas de la OMC, pedimos que la agricultura sea retirada en su totalidad del ámbito de la OMC.

La OMC no debería involucrarse en temas de alimentación o agricultura por las siguientes razones:

Un aumento de la liberalización exacerbará, en lugar de resolver, las crisis climática, alimentaria, agrícola y financiera. Aumentaría considerablemente la vulnerabilidad de muchos países cuyas economías y poblaciones dependan del sector agrícola. En India, por ejemplo, dos tercios de la población dependen de la agricultura.

Los sistemas de comercio global no permiten que los gobiernos protejan a sus campesinos contra el comportamiento depredador de las empresas corporativas; sino que en todo caso, otorga a los agro-negocios un reinado mucho mas libre y relajado. La OMC, junto con los diferentes tratados de «libre comercio» bilaterales y regionales, permite que tanto los agro-negocios exportadores como las corporaciones de los países ricos reciban cuantiosas subvenciones por su producción, lo cual permite después que estas empresas desborden con sus productos los mercados de los países en desarrollo y en los ya desarrollados (dumping). Esta realidad desfavorece a los campesinos de pequeña escala del Norte y del Sur al tiempo que abastece a los consumidores del Norte y del Sur de alimentos industriales producidos masivamente y de baja calidad. Bajo la ronda de Doha actual, los países desarrollados como los EE.UU. aumentarán aun más las bonificaciones a los grupos de presión de la agro-industria, mientras que los países en desarrollo se verán forzados a seguir reduciendo sus medidas de protección e incrementar el acceso a sus mercados, poniendo con ello en peligro a sus ya vulnerables agricultores.

Incluso los denominados mecanismos “de seguridad” supuestamente diseñados para proteger la agricultura de algunos países en desarrollo, como los Productos Especiales y los Mecanismos de Salvaguardia Especiales de la Ronda de Doha de la OMC, resultan ser ineficaces. Tomando un ejemplo con la propuesta actual, la India sólamente puede proteger ocho o nueve cultivos de la reducción arancelaria, ¡algo insignificante en un país en el que se plantan cientos de cultivos a lo largo de más de 15 zonas agroclimáticas! Aún peor, el ultimo borrador, al igual que los precedentes, plantea un mecanismo irreal e ineficaz de freno a la oleada de importaciones en los países en desarrollo. Esta propuesta no solventa los problemas crónicos de la reducción de precios que provoca la política de subsidios en la Unión Europea y los EE.UU. Tampoco considera que la mayoría de los países en desarrollo carecen de la capacidad de controlar a tiempo la oleada de importaciones basadas en el volumen para que la medida sea eficaz. Consecuentemente, tales mecanismos “de seguridad” son incapaces de contrarrestar las repercusiones negativas de la creciente liberalización en la agricultura.

La soberanía alimentaria es nuestra alternativa a la liberalización comercial en la agricultura.

La soberanía alimentaria representa el derecho de los pueblos a la producción de alimentos saludables y culturalmente apropiados mediante técnicas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, y su derecho a definir su propio sistema alimentario y agrícola. La soberanía alimentaria se opone frontalmente a los preceptos de la OMC según los cuales la demanda de los mercados y las corporaciones están en el corazón de los sistemas y las políticas alimentarias.

Con el fin de alcanzar una reducción real de la pobreza mundial, el hambre y la malnutrición, no sólo pedimos sacar la agricultura de las negociaciones de la OMC sino que les instamos a apoyar las siguientes medidas concretas:

• Protección sólida y apoyo a la producción de alimentos sostenible en las explotaciones agrícolas familiares para el consumo doméstico a escala nacional que sea respetado por el sistema de comercio mundial.

• Un sistema de comercio mundial que corrija el comportamiento de las corporaciones y ponga fin al dumping. Prohibir taxativamente toda especulación con los alimentos.

• Nuevas regulaciones de los mercados – políticas de control de la producción (gestión de la oferta) con el fin de estabilizar los precios agrícolas.

• Reformas agrarias reales que garanticen que los agricultores que producen alimentos para la población tengan acceso a los recursos agrícolas (tierras, agua, semillas, ganado y biodiversidad) en lugar de las grandes corporaciones que producen para exportar.

Estas medidas consideradas conjuntamente sentarían las bases de la transformación que requiere con imperiosa necesidad el sistema alimentario mundial. De esta manera se daría un paso importante hacia la Soberanía Alimentaria.

Henry Saragih Coordinador General de La Via Campesina

Yudhvir Singh Miembro del Comite Coordinacion Internacional de La Via Campesina

La Via Campesina http://www.viacampesina.org