Javier Monagas Maita
La democracia ha sido útil y valida, siempre y cuando sirva para proteger intereses y posiciones políticas de las clases dominantes, amen de las conveniencias del imperio capitalista mundial. Cuando la democracia es asumida por el pueblo y para el pueblo, se vuelve subversiva e inconveniente, más aun si se le hacen modificaciones en pro de una mayor participación y responsabilidad en general del pueblo. En ese momento ya deja de ser legal, para convertirse en una trampa para despojar al propio pueblo de sus derechos y, como el pueblo no tiene capacidad de saber lo que le conviene o no (según la predica de las oligarquías) entonces la democracia popular es desechada y debe ser sustituida por la democracia representativa.

En el caso de honduras. El poder capitalista imperial, tenia que buscar un punto de quiebre, donde empezar a golpear la avanzada de las democracias verdaderas, hacia el socialismo, en la región latino sur caribeña. Esta rebelión no se podía aceptar, es atentatoria contra todo orden de dominación de las clases explotadoras. Por lo tanto, la predica de la no violencia y el rechazo a las dictaduras se queda en el pasado y en los falsos conceptos. Es necesario que se tome el poder pese a la voluntad de las mayorías. Esas mayorías se deslegitiman desde el momento en que se erigen en constructores de otro orden, un orden que arrebate privilegios a quienes desde siempre se han beneficiado del erario publico y el robo de la fuerza de trabajo de los hombres y mujeres del pueblo. Por eso en Honduras, el gobierno Norteamericano se convierte un gobierno estéreo y bicefalico. Por un lado ensalza un lenguaje democrático de respeto al orden constitucional, y de rechazo a los golpistas. Mientras por el otro; bajo las medias sombras y a semi escondidas, apoya e induce al los usurpadores del poder en la nación central, de que no acaten ni acepten ninguna decisión, que no sea aprobada por el pentágono y los halcones de la guerra imperial. El objetivo es claro: se debe imponer un gobierno de la oligarquía, que mediante la represión, el secuestro, los asesinatos y la fuerza bruta, dirija los destinos del país en pro de las elites minoritarias, no debe importar la critica internacional, las expresiones abiertas de rechazo. Con la fuerza de las armas a su favor, la voluntad de la minoría, será ley, luego de un tiempo de escaramuzas y represión, la prensa irá desapareciendo el suceso de las páginas de noticias, hasta ponerlas en el olvido interesado. Un poco como lo que hicieron con Haití y su presidente Aristide.

Al consolidarse esa estrategia, irán por Bolivia, Ecuador, Venezuela, Cuba y al final, el patio trasero, se copará de dictaduras nuevamente. La represión, tortura, desaparición y toda la barbarie del pasado galopará por la región otra vez, bajo la protección del imperio yanqui. Los terroristas que gobiernan en USA, siempre han repetido las practicas que le han dado resultado en el pasado, por eso es que son predecibles. De esa manera lo que pasó en el Chile del 1973, es una táctica que está allí para usarla en cualquier lugar en cualquier momento. En Irak, Afganistán, Panamá etc., demostraron que en verdad la opinión internacional y las apariencias no les valen nada. Su lenguaje de formalidad y justicia, solo es aplicable para argumentar contra otras naciones que no se alineen con éllos.

En Honduras se está jugando la libertad de todo el continente. Esa libertad, tiene dentro de la región a gobiernos enemigos que no tienen ningún valor moral y ético para ponerse al servicio de sus amos. Me refiero a Colombia, Panamá y Perú, también hay presidentes, que aunque se pongan el traje de progresistas, son tan cobardes, e inclinados a defender los interese de sus oligarquías criollas, como Tabaré Vázquez, Michel Bachellet. Lula Da Silva. El imperio conoce esa realidad. Pero también es cierto que los pueblos de esas naciones, están en otra onda de pensamiento. Esa conciencia popular y clasista, es la que hay que fortalecer e impulsar para activar un gran ejército internacional popular, con el cual pudiéramos enfrentar las apetencias imperiales y las de sus perros serviles de la región.

En este momento, los pueblos deben presionar a sus gobiernos, para que endurezcan la posición frente a la dictadura pro yanqui en Honduras. Afortunadamente en Venezuela, Bolivia. Cuba, ecuador, Nicaragua, no hace falta esa presión. Lo procedente allí es el acompañamiento a una conducta digna de parte de esos presidentes. O nos montamos en el carro de la resistencia organizada y popular, o nos llevan a la neo esclavitud capitalista, desde donde nuestro destino será el de mercancías al servicio de las elites dictatoriales.

javiermonagasmaita@yahoo.es