Pedro Echeverría V
1. Escribe mi amigo Carlos Maldonado: “Lo que está pasando en nuestro país NO es producto de una pugna entre dos presidentes, como lo ha querido hacer ver la prensa espuria propiedad de los oligarcas. Esa prensa que teje un mismo hilo de desinformación de norte a sur; que no respeta la inteligencia de los pueblos creyéndolos imbéciles. Es una pugna entre los que tienen a su disposición todos los bienes, desde los de producción hasta los de deleite, contra los que no tienen nada más que sus manos, su cuerpo, su mente para venderlas a aquellos a un precio que les permita mantener su miserable condición de necesidad. Cadena invisible con la que mantienen a los trabajadores atados a su disposición y antojo. La hora ha llegado para dar el paso más trascendente en pos de su liberación. De traspasar la línea entre una vida esclavizada y otra nueva”.
2. La rebelión del pueblo hondureño sacude a los pueblos de América. En un momento pensamos algunos –erróneamente- que el presidente Zelaya había sido derrotado por los golpistas aliados al gobierno de Obama. Pero Zelaya y su pueblo hicieron a un lado los acuerdos y negociaciones tramposas y en este momento están plantados frente al poder represivo y asesino demostrando que están dispuestos a jugárselas para reconquistar el gobierno. Los “toques de queda”, suspensiones de garantías o la caza de líderes rebeldes, no funcionaron frente a la dignidad de un pueblo –de los hondureños- que está poniendo el ejemplo en América. Es una gran batalla contra los golpes de Estado; pero no es menor la que los Colombianos y demás pueblos de América tienen que dar contra las bases militares yanquis autorizadas por el gobierno fascista de Álvaro Uribe.
3. ¡Qué maravilloso comportamiento de ese pueblo que durante más de dos meses no ha dejado de salir a la calles para protestar contra un gobierno militar asesino! También es justo reconocer que, a pesar de los orígenes políticos y familiares de Zelaya su conducta gallarda y consecuente ha sido ejemplar. Obvio, habría que observar su política después de recuperar la presidencia. Pero también habría que saber si ese gran pueblo, después de arriesgar sus vidas frente a los militares golpistas, le alcanza su conciencia y combatividad para impedir que sea frenado el proceso revolucionario. Lo mínimo que debe hacer Zelaya, aunque las derechas griten, es prolongar su mandato por lo menos seis meses y retrasar las elecciones. Y, aunque los golpistas estén muy desprestigiados frente al pueblo, se les debe poner un castigo por los males y asesinatos provocados.
4. Si Zelaya o su sucesor hacen causa común con Chávez, Morales, Correa y los demás gobiernos progresistas de América, los pueblos habrán obtenido un magnífico triunfo. Aunque no sean avances socialistas o de izquierda radical, estas batallas en las calles, en las que participan las masas, están en el camino para adquirir conciencia de clase y el pueblo hondureño, con su comportamiento, se ha colocado en la vanguardia. ¿Cómo fue posible? Honduras había sufrido, en años anteriores, algunos levantamientos militares y golpes de Estado, pero el pueblo no se había levantado antes como en los últimos meses lo ha hecho. Más aún muchos pensábamos que después de golpe la recuperación de la Presidencia sería por el repudio internacional. Ahora uno puede darse cuenta que éste ha sido importante, pero es mucho más la gran combatividad demostrada por el pueblo.
5. El pueblo colombiano debería seguir el ejemplo de los hondureños. Pero además, luchar contra las bases militares establecidas en Colombia -por ser una amenaza yanqui para América Latina y para los mismos colombianos- es una obligación internacional. ¿Qué clase de democracia podría haber en una Colombia ocupada por fuerzas militares del país y extranjeras, o en el resto de los países de América intimidados por aviones y misiles apuntando permanentemente contra los países más rebeldes y luchadores? Esas bases militares demuestran que el yanqui Obama –aunque aparezca como un demócrata- es en realidad un presidente al servicio de los grandes productores y traficantes de armas de los EEUU. Mientras esas bases militares sigan en Colombia seguiremos sosteniendo que Obama y Uribe son el verdadero peligro para la paz en América Latina.
6. Hoy observaba en noticias de TV que Obama presidía una reunión de representantes de 15 países de la ONU y en ella se votó unánimemente contra la proliferación de armas nucleares. Todos aplaudieron pero, ¿por qué no se votó para la desaparición de esas armas y sólo se votó contra la proliferación? La respuesta: porque países como EEUU, Inglaterra, Francia, Israel las poseen en grandes potencias y cantidades y con ellas chantajean al mundo para lograr más poder económico y político. Es sin duda una medida contra países que caminan por ese rumbo, tales como Irán (y Rusia que lo apoya); contra la India y el mismo Brasil que buscan obtener más fuerza y presencia en el mundo. ¿Qué pasaría si se aprobara un desarme general y completo? Los primeros países en oponerse y protestar serían los países mejor armados.
7. Los pueblos de América llevan más de 500 años luchando por su liberación. En ese largo período se han topado con el colonialismo español y los imperios inglés, francés y yanqui que los han sometido. Los sistemas esclavista, feudal y capitalista mantuvieron a los pueblos en las peores condiciones de miseria y opresión mediante golpes de Estado y ocupaciones militares, así como haciendo uso de gobiernos dictatoriales y tiránicos. Pero los pueblos siguen batallando por su vida en pleno siglo XXI y los hondureños, venezolanos, bolivianos, ecuatorianos son hoy la vanguardia de Latinoamérica. Manuel Zelaya puede convertirse en la chispa o el motor que ponga en movimiento a los pueblos de Centroamérica. Ante este despertar el presidente de los EEUU tendrá que revisar su progre de proliferación de bases militares en Colombia y el mundo.