Javier Monagas Maita

Sabemos que las intenciones del enemigo de la revolución y sus instrumentos, es acosarnos por todas partes a fin de impedir la respuesta oportuna, sembrar el desanimo y el quiebre en nuestra voluntad. De principio les digo que no lograran su meta.  Pero ciertamente, si causa molestias que a veces  no se de respuestas a las agresiones contra el pueblo y su vanguardia.

La oposición en Venezuela, poniéndose un disfraz de pacifistas, utilizando los medios de comunicación pro imperio a su servicio, se ha empeñado en una cruzada de agresiones contra el pueblo Venezolano y en especial contra la mayoría Chavista.  si es cierto que hay que ser cuidadosos y tácticos a la hora de enfrentar  al enemigo, también es cierto que no se pueden permitir libertades que al ser mal interpretadas, puedan creerse como una fortaleza por parte del enemigo y que al final de cuentas, representen un mayor riesgo.

Es indudable que la fortaleza de la revolución está en los sectores populares (obreros, campesinos) precisamente hacia esos sectores es que se ha estado dirigiendo la labor destructiva de la contra reaccionaria.  No es casual el triunfo de un alcalde escuálido en una zona densamente popular en Caracas.  Tampoco es coincidencia que otros escuálidos hayan obtenidos triunfos electorales en zonas que siempre les han estado de espalda.   Las permanentes denuncias sobre la penetración del paramilitarismo en las zonas populares de las ciudades más  pobladas del país.  Casualmente las ciudades donde hubo mayor movilización popular para enfrentar el golpe de Estado en abril del 2002.

La sistemática política de exterminio de dirigentes campesinos y sindicales revolucionarios, se ha venido aplicando en Venezuela desde el mismo momento en que la revolución ha profundizado su lucha contra la terrofagia y el latifundismo.  Pocos detenidos hay por esta causa, aun sabiendo de donde proceden las ordenes de ejecución.  El descaro de los terrofagos, es tal que hasta por los medios de comunicación han expresado su accionar en contra del movimiento campesino.  Pero no se les ha abierto tan siquiera una averiguación.  Han hablado de organizar paramilitares, tal como Uribe en Colombia, pero siguen allí impunes, pese a los cientos de asesinatos de líderes campesinos. No es posible que una revolución, las instituciones de justicia y ley, se sigan rigiendo por las normas establecidas por los capitalistas explotadores y que a estas alturas, aun las cárceles están abarrotadas de pobres, mientras los que mas delinquen(los Ricos) sigan campantes y burlándose del pueblo y del proceso.  por ejemplo,  Lina Ron está presa, mientras Machado Zuloaga, anda libre y conspirando. Pienso que en diez años se han podido detectar esos elementos que estancan los avances revolucionarios, creo que si hablamos y decimos que es por y para el pueblo, que se hace la lucha. Entonces pongamos más atención a los reclamos y sugerencias del pueblo.  No en vano los primeros en caer victimas de la contra revolución, son los hombres y mujeres revolucionarios del pueblo.  Ya es tiempo de tumbar las vendas de los ojos de la justicia, que mire donde están los delincuentes, los asesinos.  Que los sancionen;  no importa que sean acaudalados o potentados millonarios. A esa gente hay que escarmentarla y hacerle ver que la justicia revolucionaria no tiene elegidos intocables e inocentes paga peo.  La muerte del compatriota José Pimentel, no puede ni debe quedar impune como otras.  Se debe castigar al asesino y a quienes lo instigaron.  Parece que la nueva estrategia de la contrarrevolución pro yanqui, es descabezar todos los movimientos de apoyo al proceso, campesinos, obreros, sindicalistas, políticos, etc. ¿En verdad no seria oportuno ir pensando en las milicias populares Armadas? no se trata de desplazar al ejercito, es solo asunto de tener la capacidad de respuesta a las acciones irregulares del enemigo dentro de los sitios que usan: las barriadas y poblaciones populares.

Yo vengo denunciando desde hace algún tiempo unos movimientos de personas colombianas en el estado Yaracuy,  dicen ser del Táchira, de la Grita, de Ejido etc. usan carros nuevos y música colombiana a todo volumen, son jóvenes, con corte militar, andan en grupos.  Aparecen y luego desaparecen por un tiempo, para volver  aparecer después.  ¿Se investigan estas irregularidades?

Desde que este tipo de individuos  aparecieron en el estado, los secuestros y atracos espectaculares se incrementaron.  Se que lo mismo pasa en Carabobo y Aragua.  Nos declararon la guerra  y si nos apendejeamos y nos dormimos en los laureles, nos la ganarán.  Están afectando a la militancia del proceso en el seno del pueblo  ¡Cuidado con esas encuestas que nos pueden engañar, haciéndonos creer que galopamos en el corazón popular del país!   No me vengan a decir aguafiestas.  Yo vivo y ando en la calle, permanezco en contacto con los diferentes sectores del pueblo. Tengo mi precepción de las cosas, no me dejo llevar por pasiones o por falsas ilusiones.  Creo en un proyecto, pero se que ese proyecto tiene enemigos. Es tiempo de preparar al pueblo para defenderse de las arremetidas, ya no mediáticas del enemigo.  Son arremetidas físicas e ideológicas.  Las bases en Colombia, viene a fortalecer ese ataque.

Después de todo esto; se impone la respuesta inmediata  al pueblo por las bajas que les ocasionan a sus líderes naturales. No más impunidad;  ningún campesino u obrero o sindicalista revolucionario,  debe regar su sangre y permanecer luego impune los culpables.  Creo que debemos cambiar la táctica y la estrategia contra las agresiones de los enemigos.  De no hacerlo seria muy peligroso. Éllos avanzan, ya nos rodearon de bases militares por casi todos los flancos estratégicos ¿queremos más? no soy alarmistas ni cabeza caliente: soy realista.  Sin jactancia, en mis análisis, no me he pelado hasta ahora.

javiermonagasmaita@yahoo.es