Javier Monagas Maita

No fue casualidad la aplicación de las cruzadas contra los pueblos musulmanes, tampoco la rectoría eclesiástica en la invasión del nuevo continente, con la resultante del genocidio contra los habitantes originarios. Igualmente, el aval dado al sometimiento forzado a los pueblos africanos, hasta reducirlos a la esclavitud y últimamente, a laboratorio de experimentación de enfermedades y armas biológicas de guerra.

Desde la muerte de ese hombre – para muchos un Dios, para otros una invención – llamado Jesús el Cristo, la historia narra acontecimientos que tienen como factor común la invasión de países y pueblos por parte de otros mas fuertes militarmente, son las naciones llamadas imperios. Por supuesto que los imperios no datan desde esa época en realidad pues antes existieron los egipcios, los griegos, los otomanos, los persas, los bizantinos, etc. Pero el punto de partida desde el cual se inició en el mundo la ocupación de todos los espacios religiosos, mercantilistas y económicos y, la colonización mental mediante un Dios invisible, al cual le asignan dotes y poderes sobre naturales de acuerdo a los espacios invadidos y a las exigencias de los gobernantes de turno en los momentos adecuados.

De esa manera, encontramos en todos los hechos históricos a una elite eclesiástica católica, acompañando y bendiciendo los atroces crímenes cometidos contra la humanidad y contra la naturaleza. Iglesia misma que tuvo emperadores tan pervertidos como Constantino, y en familias poderosas tan depravadas como los Borgia, etc. Sus mentores y protectores, que hasta les organizaron los primeros concilios ecuménicos y les impusieron las pautas y nuevos misterios. Trasladándonos al siglo XX y lo que va del XXI, en todos los conflictos regionales y de otros continentes, la iglesia católica; representada por las conferencias episcopales de las diferentes naciones y sus máximas autoridades en el vaticano (centro de poder) han tomado posiciones y conductas favorecedoras de los poderes dominantes, explotadores; generadores de miseria, hambre y guerras. A cada conflicto intencional provocado por los países capitalistas, la iglesia responde con una tímida condena solidaria, en algunos casos. En otros, hace mutis, para luego ir a rendirles pleitesía o reverencias en visitas convenientes, y cobrar de paso la omisión o complicidad del silencio, ante la injusta acción criminal. En fidelidad a esa tradición pervertida, las conferencias episcopales, de Honduras, Bolivia, Venezuela, Colombia, por ejemplo; forman alianza con los terroristas que persiguen y atacan a los pobres, e instauran dictaduras represoras… Pero como nada es coincidencia. Quienes comandan y dirigen las invasiones y crímenes contra esos pueblos pobres y saqueados, son elites de otra secta denominada Sionismo Judío. Esta neo mafia, toma fuerza a partir del fin de la segunda guerra mundial. Desde antes venia trabajando por lograr las condiciones en las cuales poder obtener una plataforma territorial, desde donde instaurar su reinado de dominación y terror, fueron colaboradores de Hitler, llegando incluso a la delación y entrega de sus propios correligionarios. Hicieron de la traición una forma de negocios que le garantizaba dinero e impunidad, a la vez que les permitía avanzar en la organización de las estrategias definitivas para tomar el control político y económico de las naciones emergentes post segunda guerra mundial. Hoy en día esa poderosa maquinaria económica y asesina, controla el poder en EE.UU y otras elites Europeas, es dueña de los mas grandes emporios empresariales del mundo; desde allí dirigen un ataque inclemente contra la humanidad. Al disponer de armas Atómicas, cuyo poder fue de mostrado contra Japón innecesariamente, ocasionando cientos de miles de victimas inocentes y civiles; lo usan como chantaje y presión para lograr la menor resistencia posible ante sus actos de saqueo de las riquezas naturales de los países en desventajas.

Estas dos aberrantes organizaciones, tiene una alianza para apoderarse del control planetario. En sus andanzas se apoyan mutuamente y se cuidan de no inmiscuirse cada una en los asuntos de la otra, pero si colaboran y se apoyan mutuamente para repartirse los dividendos de los arrebatos que ejecutan.

La unidad de estos sectores mafiosos, está presente en Latinoamérica desde siempre, pero muy activa en los últimos años. La razón es que se impone una corriente de pensamiento y conducta, que choca contra la dominación egoísta de estos clanes. Resulta que los indígenas, negros, zambos y criollos, tomaron la decisión de romper las cadenas de dominación y sometimiento, decidieron ser libres contra toda corriente, han parido liderazgos nuevos, con sentido de pertenencia de pueblo. Han entendido la importancia de la unidad para el fin y han asumido rol de victoriosos. Ya hemos sentido el sabor del triunfo y la libertad, nos ha gustado. Queremos seguir disfrutando de ese derecho universal que nos fue negado por siempre. Estamos dispuestos a pagar el precio que sea necesario para mantenerlo y hacerle pagar el que haga falta a quienes pretendan arrebatárnoslo. No bastaran Armas atómicas, santos fariseos, vírgenes de palo, hombres pederastas vestidos de mujer, milagros programados y concebidos en laboratorios de guerra, ni símbolos de mentira para adormecer nuestra conciencia. Ésta despertó y no dormirá jamás, no importan las drogas que quieran usar; somos inmunes y las rechazamos, no valdrá la inducción mediática para detenernos, ni confundirnos. Ya están identificados, sus orígenes, sus andanzas y sus objetivos, conocemos sus estrategias, sus valores y temores; hasta donde pueden arriesgar y hasta donde el miedo los paraliza.

Conocemos sus egoísmos y sus avaricias, como los controla la ambición y la vanidad por poseer lo que no necesitan y, por obtener a la fuerza lo que no les pertenece. También sabemos de los deseos que tienen de tomar posesión de los recursos naturales que agotaron en sus territorios, en su desenfrenada carrera consumista. Pero algo es seguro, ya no son las mismas condiciones del pasado. Aunque sabemos y conocemos que tienen aliados en las clases burguesas apátridas e insensibles, somos una inmensa mayoría los que estamos dispuestos a enfrentarlos. La memoria y la conciencia heredada de los aborígenes y negros subyugados, perseguidos, esclavizados y exterminados. Nos han brotado unidas en una sola conciencia de lucha y libertad y que no está dispuesta a permitir un neo colonialismo. ¡Eso sépanlo, nunca jamás otra vez! Decidimos el sendero de la libertad y de allí no nos sacarán ni sus dioses cómplices de asesinatos y esclavitudes, ni sus malditos egoísmos.

javiermonagasmaita@yahoo.es