Micheletti nombró una comisión que permanecerá en San José en los diálogos promovidos por Arias entre las partes. No hubo información de inmediato sobre si Zelaya también partirá o sobre su reacción a la salida de Micheletti. El dictador ignoró preguntas sobre un comentario del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, difundido por una emisora chilena, según el cual, cualquier eventual solución a la crisis está condicionada a que «Manuel Zelaya (esté) de vuelta en el palacio de gobierno». Dijo sentirse «satisfecho» con los avances del diálogo.
En Washington, el secretario general de la OEA había dicho que «todas las opciones están abiertas», incluyendo la posibilidad de un acuerdo para convocar elecciones presidenciales adelantadas. Insulza indicó que aun cuando no había plazo para la mediación, «probablemente no tenga sentido estar mucho tiempo» en estas negociaciones.
«Si me preguntan si tendremos alguna noticia entre el jueves y viernes, yo creo que sí», dijo. «La noticia será que no hubo ninguna posibilidad de acuerdo, o que hubo acuerdo o que van a juntarse de nuevo. Pero, no creo que quieran pasar cuatro o cinco días hablando ahora».
Zelaya aseguró en la víspera que no cederá en su postura de volver al poder del que a punta de pistola un grupo de militares lo apartó el 28 de junio. Micheletti ha insistido en que el diálogo «no significa que se vaya a permitir el regreso al poder de Zelaya».
Arias pidió paciencia y dijo que este tipo de negociaciones toman tiempo para que las contrapartes tomen confianza. Insulza declaró que la OEA reconocería al nuevo gobierno resultante de unos comicios adelantados, pero hizo notar que quien debería convocar las elecciones sería Zelaya una vez acordada su restitución al cargo. «Ningún gobierno de elecciones convocadas por Micheletti sería reconocido», afirmó.