TeleSUR
El presidente Zelaya junto al destituido jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez. (Foto:Efe)
El mandatario constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, reveló este lunes que el plan de los golpistas que asaltaron la casa presidencial el pasado 28 de junio, era asesinarlo en vez de llevarlo a Costa Rica como finalmente se hizo.
De acuerdo con Zelaya, en declaraciones difundidas este martes en Tegucigalpa, el general Romeo Vásquez, implicado en el golpe de Estado, le confesó que la intención era eliminarlo, pero el militar decidió a última hora enviarlo a Costa Rica.
«Este grupo que lo adversa quería que usted fuera eliminado», dijo Zelaya parafraseando al general Vásquez.
Zelaya denunció que una «élite muy voraz, con mucho control en el Congreso Nacional» fue la encargada de ordenar su muerte y aseguró que esta cúpula es la misma que «maneja política y económica el país y se opone a cualquier cambio que afecte sus intereses».
El presidente fue secuestrado en la madrugada del domingo y expulsado fuera de su nación por fuerzas militares, el mismo día en que se convocó a una encuesta nacional para que el pueblo decidiera si quería abrir una cuarta urna en las elecciones del 29 de noviembre sobre la apertura de una Asamblea Nacional Constituyente.
«La cúpula de las Fuerzas Armadas me ha traicionado. Han invadido mi casa, amenazaron con dispararme. Este es un secuestro brutal contra mi persona, sin ninguna justificación», denunció Zelaya.
Asimismo, rechazó la represión en la que se envió envuelta la movilización de personas que se dirigió al aeropuerto de Tegucigalpa para recibirlo este domingo, en lo que fue un intento fallido del mandatario por retornar a su país, luego que la milicia atravesara camiones y vehículos en la pista donde se pretendía aterrizar.
Envió un mensaje de condolencias a los familiares de las víctimas de las acciones lanzada por los golpistas, que dejó dos muertos y seis heridos.
Zelaya está este martes en Washington para cumplir con la invitación que le hiciera la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.