Por todos lados, es decir, por todos los poros del planeta tierra, se siente, se percibe un olor a azufre, y en particular a radioactividad. Una novela americana describe mejor que yo este asunto, la escribió nuestro intelectual colombiano “Gabo” Márquez, en su crónica de una muerte anunciada, se parte de la muerte y se profundiza en cómo sucedió. Para el planeta se debe partir de la destrucción atómica de las naciones irreverentes, de las superpobladas de miseria, de clase obrera, de clase media empobrecida y de los oligarcas confundidos con ideas izquierdistas.
Cómo sucedió es lo que pretendo escribir, pero me hacen falta recursos literarios que lamentablemente aún no domino. Pero es algo como esto: Largos días fríos y oscuros colmaban los cielos del mundo, la peste deambulaba pavoneándose por la superficie de la que hasta poco se conocía como la tierra, el planeta azul. No parecía existir vida sobre el planeta, solo gases y olores putrefactos formaban el panorama, todo lleno de color rojizo, asemejaba una foto del planeta vecino Marte. Unos días antes, el cielo se llenaba de luces multicolores y grandes hongos de luz radiante, iluminaban y adornaban todo los rincones. Humanos carbonizados, restos de lo que parecían ser niños, niñas, ancianos, ancianas, hombre y mujeres llenaban las calles. Edificios, puentes, trenes, industrias, de todo este desarrollo capitalista solo han ido quedando escombros, cenizas. La guerra se había desatado, con pretextos diferentes la muerte y la destrucción se había apoderado de las endiabladas mentes de la oligarquía anglo-americana.
Se escuchaban comentarios que los integrantes de esta privilegiada casta de humanos, habían construido refugios bien dotados de todo lo necesario para afrontar una larga y devastadora destrucción de todo cuanto existiera sobre el planeta. Se decía que kilómetros y kilómetros debajo de la superficie, se habían construidos ciudades con todo los lujos que la oligarquía acostumbraba a vivir. Todo lo necesario hasta que no existieran rasgos de peligro por efectos de la radioactividad. Desde los centros de mando subterráneos, los jefes religiosos comandaban a sus lacayos terrestres para que se destruyeran junto a la plebe, a los primitivos. Nada debería quedar, todo limpio para que la clase escogida por Dios dominará el planeta, lo sojuzgara para su propio beneficio.
Muy tarde fue cuando los dirigentes de los pueblos irreverentes se percataron de esta trampa, la cena estaba servida y ellos habían clavado sus dientes en el pato exquisitamente adobado por los anglo-americanos. No servían de nada las telecomunicaciones, las razas, las religiones, las clases económicas, las bombas destruían todo, oficialistas y opositores eran barridos como basura. Sus restos servirían de abono, como el estiércol de la res.
Todo se inició con ataques a los barcos de Corea del Norte, quiénes respondieron al ataque. Luego aprovechando la confusión, Israel dispara misiles contra Irán. Surge de inmediato las alianzas árabes con corea del norte. Los rusos y los chinos que se quejaban de ser espectadores de palo, intentan intermediar y reciben ultimátum de la OTAN, o se alinean con ellos o contra ellos, pero no aceptan posiciones neutras. Antes de decidir reciben el impacto de las bombas nucleares, respuesta de quien conoce que quien golpea primero golpea dos veces y así fueron aconteciendo las cosas.
No se que les parece, pero para mí esto es un asco, no solo por mis pocos recursos literarios, sino porque una destrucción así sería muy simple, es decir, eso cualquiera se lo imagina. Sería como para arrecharse antes de morir. La pregunta que debemos hacernos es cómo entonces debemos responder a la realidad de esta crónica que desde hace años viene ejecutándose.
Cerrando canales enemigos, tildándolos de terroristas, traidores a la patria, como lo hace Uribe en Colombia, Alan García en Perú, USA en Irak, Irán, Afganistán, etc. ¿Cómo llegar a las mentes y las conciencias de los millones de seres humanos empobrecidos que siguen como fieles perros o inteligentes robots, a sus amos o programadores?. Porque lo cierto es que estas oligarquías tienen poder, por el hecho exclusivo de tener dominadas las mentes de millones de seres empobrecidos, que obedecen sus instrucciones al pie de la letra, aún siendo estas las del suicidio. Los creyentes hablan de orar para pedir el despertar de estos millones de seres humanos, mientras que nosotros que oramos debemos mantenernos firmes en el amor al prójimo, aún siendo “enemigos” (puesto que lo son por su hipnosis).
Otros que debemos crear escuelas de cuadros para el partido, para que estos hagan el efecto multiplicador con valores humanistas, socialistas y comunitarios. No sé cual de ellos será más efectivo, pero lo cierto de esto es que deben ser muy efectivos en cuanto al tiempo. Lo triste es que la mente humana, en cuanto a la desprogramación y reprogramación de conceptos, ideas, valores no reacciona tan rápido como la furia de las emociones humanas. Estas son un verdadero rayo fulminante. Lo que se traduce en considerar un verdadero milagro el cese a las guerras, el desarme nuclear, el desvío de todas las amenazas para evitar la confrontación.
Por ello es de admirar la actitud del gobierno Venezolano que no se ha desesperado, ante las groserías, mentiras y provocaciones de los escuálidos. Por ahí leí un artículo de Francisco Natera, expresidente de Fedecámaras y ahora con la revolución, desesperado por los ataques, desmanes, burlas de la oligarquía y la impunidad, pasividad del aparato del estado burgués que controla el gobierno socialista.
Que Dios nos agarre confesados, dicen algunos inquietos chavistas que esperan se tomen acciones contundentes para poner el ejemplo. Reprimir al enemigo no es derrotarlo, es aumentar su ira, tal vez obligarlo a cambiar sus estrategias, pero aunado a eso debe entrar en acción una campaña permanente de concientización, basada en el debate abierto y sincero sobre la construcción de la nueva sociedad socialista. Sin norte los caminos no importan (Alicia en el País de las Maravillas), solo cuando se quiere ir a casa y despertar es cuando se inicia el trabajo verdadero. Entonces juntemos los tacones y golpeemos con fuerza, definamos el propósito en forma colectiva, debatamos los objetivos y sus estrategias, definiendo el marco conceptual de principios y valores. No se trata de cambiar los líderes, el que está es el que nos corresponde en este momento histórico, no hay otro por donde se busque.
Necesario es ver a los religiosos socialistas envueltos en este compromiso, con la verdad por delante, sin temor, porque con la verdad ni ofenden ni temen. A los intelectuales, los científicos y técnicos de igual forma pero con un nuevo lenguaje, uno para el pueblo, para quienes no conocen de términos intelectualoides y alienantes. Es urgente la tarea y me ofrezco de voluntario, con Cristo Jesús, hijo del Dios vivo conmigo.
(*) militante socialista, cristiano y naturista.
bielostj@gmail.com