Las muertes ocurrieron luego que algunos ‘elementos terroristas’ se infiltraron en las manifestaciones. Los terroristas armados incendiaron una mezquita y dos estaciones de gasolina y atacaron un puesto militar.
La televisión estatal previamente anunció el arresto de miembros de la Organización Muyahidín Khalq, un grupo opositor exiliado acusado de «actividades terroristas», incluyendo el incendio de autobuses y la destrucción de propiedad pública.
A pesar de la prohibición de las concentraciones por parte del ministerio de Interior y las advertencias de la policía iraní, los manifestantes orquestaron otra concentración en Teherán para protestar los resultados de la elección presidencial, en la cual el presidente Ahmadinejad fue reelecto con casi dos tercios de los votos.
Los candidatos perdedores, Hossein Mousavi y Mehdi Karroubi, han pedido la anulación de los resultados y exigieron una nueva elección, sin hasta el momento presentar pruebas de fraude.
Funcionarios policiales dijeron temprano que lograron manejar y restaurar la seguridad en las principales calles de Teherán, añadiendo que la calma ha retornado en la capital.
El sábado, el comandante de la policía iraní advirtió sobre las reuniones ilegales, diciendo que la policía tratará con firmeza cualquier concentración ilegal desde ahora, y aquellos que planean tales actividades deberán será procesados judicialmente.