Joaquín Rivery Tur


Cuando el mundo ya va por más de ocho mil personas infectadas por el virus de la influenza A H1N1 en 40 países, en Ginebra tiene lugar la reunión intergubernamental para acordar compartir las muestras de virus y trazar la forma de ataque al mal.

El encuentro realmente comenzó hace dos años para discutir el tema de la gripe aviar, pero no se ha llegado aún a ningún resultado debido a la oposición de los países desarrollados a ceder en cuanto a lo que se debe pagar por los medicamentos.

Los estados miembros, fabricantes de fármacos y organizaciones no gubernamentales relacionadas con la salud, toman parte en esas discusiones en las cuales los países en desarrollo quieren asegurarse el acceso justo a las vacunas y medicinas en caso de una pandemia como la del A H1N1.

Lo más grave de la discusión y del aferramiento de los poderosos a defender las ganancias bien altas de sus transnacionales radica en que se trata de un virus no conocido y cuya evolución es impredecible

Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a los países poseedores de casos de esta nueva gripe que compartan las muestras de virus a tiempo para poder preparar la vacuna, aunque no ha dado la luz verde a las farmacéuticas para comenzar la producción masiva.

Esa entrega de las muestras a la comunidad internacional para que puedan fabricarse los antídotos ha sido precisamente la trinchera de los países atrasados y emergentes para discutir con las naciones ricas.

Encabezados por Indonesia, Tailandia, India, Nigeria y Brasil, los subdesarrollados batallan para que ese intercambio se traduzca en acceso a tratamientos y vacunas, así como a la tecnología para fabricarlas a cambio de compartir las muestras de virus.

De lo contrario, es de suponer, las transnacionales devorarán los pocos recursos que tienen los países pobres en medio de la crisis económica global y, si no pagan, pueden infectarse miles de personas más.

La red de la ONG Third World Network (TWN), dice AP, destacó «la urgente necesidad de que se establezca un sistema global de acceso justo y equitativo a las vacunas de la gripe y a los tratamientos antivirales».

La demanda de esta ONG hace recordar la renuencia de las productoras de antiretrovirales para combatir el SIDA, pues se negaban a bajar sus precios de monopolio y hubo prácticamente que imponérselo para que algunas naciones pudieran fabricar sus propios productos genéricos contra el VIH.

«La reunión actual en Ginebra -asegura (TNW)- tiene que concluir con la garantía de que los países en desarrollo tendrán acceso a antivirales y vacunas a precios abordables, así como a la tecnología para fabricar esos productos».

Porque no olvidemos que en este planeta el 90 por ciento de la capacidad global para fabricar vacunas está en Europa y Norteamérica, y ellos se aprovechan de su posición dominante para imponer precios.

http://www.argenpress.info/2009/05/el-negocio-de-la-pandemia-h1n1.html