“Alejémonos del reformismo. Yo seguiré la dirección de la revolución radical socialista hasta que me toque. Es mi tarea y así la asumo y pido a todos que nos radicalicemos, lo que no tiene nada que ver con la irracionalidad, sino en profundizar el proceso desde las raíces del movimiento, por lo que seamos radicalmente honestos, radicalmente revolucionarios, radicalmente bolivarianos, radicalmente patriotas”, enfatizó el Presidente.
Aunque se había pretendido informar que se había suicidado, luego se demostró que sí fue asesinado.
“Éste era un expediente muy utilizado por la IV República. El 4 de febrero de 1992, cuando ocurrió nuestra rebelión militar, el presidente de entonces, Carlos Andrés Pérez, dio la orden para que me mataran, pero gracias a un grupo de militares superiores a mí en ese momento se opusieron a matarme y mandaron a alguien a decirme que esa era la orden”, indicó.
Chávez Frías recordó a Fabricio Ojeda como el hombre que encabezó y fue el alma de la Junta Patriótica y que la convirtió en la vanguardia de la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez; al hombre que fue congresista por URD, elegido en los comicios de 1958, pero que muy pronto se convenció de que por el camino del reformismo, Venezuela no tenía nada que buscar, si quería ser libre.
En 1962, Ojeda renunció a su cargo y se fue a las guerrillas. Sería uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).
Chávez Frías citó la siguiente frase de Ojeda: “Abandonar el campo reformista y tomar el revolucionario significa decidirse a luchar sin temor alguno, tener seguridad de la victoria y desafiar, cual David, al gigantesco poderío reaccionario, como lo han hecho todos los verdaderos revolucionarios de la historia, incluso los revolucionarios burgueses”.
El Jefe de Estado insistió en que actualmente se le está dando un nuevo rumbo a la independencia nacional y dentro de este contexto resaltó la importancia de que cada revolucionario se convierta radical revolucionario.
“Ya vemos muchos rostros que abandonaron la batalla, quienes me dan lástima, porque se arrastran ante todo el mundo”, dijo.
Asimismo, recalcó que cada revolucionario debe convertirse en artillero del pensamiento, para difundir los mensajes y ser portador de las bondades del país progresista, “como hacía el general Ezequiel Zamora, en su bodega en Villa de Cura, desde donde fue armando el movimiento revolucionario contra José Antonio Páez, es decir, en contra de la oligarquía venezolana que se adueñó de la patria al apuñalar a Bolívar”.
Recordó al Libertador cuando decía que sólo el camino de la revolución “nos llevará a la victoria, en todos los órdenes, en lo social, moral, político, cultural, educativo, económico, militar, popular, laboral, obrero y en el orden del pensamiento”.