Decenas de veteranos, familiares de soldados y activistas por la paz se congregaron en un auditorio del Colegio Comunitario de Pasadena, en Los Angeles, para compartir por 6 horas experiencias y formas de lucha para ponerle fin al militarismo estadounidense y traer a los soldados de regreso.
Denunciaron también que el militarismo de su gobierno gasta anualmente miles de millones de dolares en su maquinaria belicista y usa a los jóvenes como carne de cañón, quienes, si logran sobrevivir al infierno de la guerra, regresan a su país física y psicológicamente dañados y tienen que enfrentar a la burocracia para poder recibir ayuda del estado.
Relataron que las pesadillas de la guerra y los rostros de las víctimas los siguen después de terminada la agresión militar
Pese a los esfuerzos de los organizadores, ni un solo reportero de los medios corporativos acudió a cubrir el histórico testimonio, aunque sí estuvieron presentes los medios independientes, entre ellos Radio Pacífica.
Fernando Velázquez, del colectivo Pueblo sin Fronteras realizó el reporte “Soldado de Invierno”.
Testimonios de ex combatientes
Un ex sargento de la Infantería de Marina, que prestó sus servicios en las fuerzas armadas en África y en Irak, declaró que la guerra es el negocio más depravado que existe, el más antiguo y el más lucrativo. Las ganancias se pueden medir en dolares y las pérdidas en vidas humanas.
«La guerra es algo que la mayoría de la gente no entiende y sólo un pequeño grupo sabe de qué se trata, con la guerra una minoría amasa fortunas mientras que la mayoría paga el precio». Añadió que en las guerras los victoriosos toman tierras de los perdedores para dárselas después al grupo que se beneficia con el conflicto. Y agrega que el balance de la guerra es horrible: hay nuevas tumbas, cuerpos deformes, mentes destrozadas, hogares rotos e inestabilidad económica.
El vicepresidente del Capitulo de Los Angeles de Veteranos de Irak contra la guerra, cuenta que durante su estadía en Irak trabajó como infante de marina de EE.UU. Declara que vio como en Irak los soldados podían evitar el cumplimiento de las leyes de guerra, las cuales no son otra cosa que palabras escritas en un papel para proteger a los oficiales si atrapan a algunos efectivos haciendo algo indebido.
Apeló a que la gente imagine lo que significa estar dormido en tu casa y que tu esposa e hijos se encuentren durmiendo en el cuarto de al lado y a las 2am unos hombres derriben tu puerta y entren gritando en un lenguaje que tu no entiendes, te apunten en la cara con una ametralladora, te arrastren de los cabellos y arrojen tu cara contra el piso y luego que pisen tu cuerpo con sus botas. Dice que ahí te das cuenta que tus esfuerzos por proteger a tu familia son inútiles pues te están esposando las manos tan fuertemente que en minutos la sangre deja de circular, oyes que tus hijos y esposa están gritando pidiendo ayuda y tú no estas en condiciones de protegerlos, sabes que no estabas en ninguna lista de «terroristas», es más hasta apoyabas la presencia de tropas de otro país porque ellos prometieron libertad y prosperidad. Simplemente eres un hombre que se encontraba en una casa que el pelotón decidió registrar esa noche.
Los veteranos de la guerra de Vietnam estuvieron en el encuentro para recordarles a los mas jóvenes que las guerras dejan profundas cicatrices que tardan muchos años o toda una vida en cerrar
Calixto Cabrera fue sargento en el ejército de ocupación de Indochina. Él dice que en Vietnam se cometieron muchas atrocidades y algunas de ellas todavía provocan pesadillas entre los veteranos. «Yo vi y participé en muchas cosas que me duelen en el corazón. Hay una en particular que siempre recuerdo». Cuenta que siendo sargento atacaron un pueblo donde mataron a varios civiles, entre ellos una viejita. Cuando tomamos el pueblo Calixto dio órdenes de que le traigan a todos los prisioneros que tomaron allí. En ese momento vio como uno de los marinos tenia una mujer joven halándola por el pelo mientras ella gritaba porque tenia un bebe en brazos, el marino se cansó de forcejear con la mujer, entonces la dejó ir y la mató ahí mismo. Conmovido, Calixto relata que la mujer cayó como una buena madre porque le quedó un pecho descubierto de lado y el bebé al ver el seno trató de mamar; «Esa es una imagen que nunca se me va a olvidar», aseguro Cabrera.
Entre las demandas de los veteranos se encuentra el poner fin a las guerras de ocupación, traer los soldados de regreso a casa y darles el tratamiento necesario para que se reincorporen a la vida productiva de su país.
Madres de militares estadounidenses por la paz
También familiares de militares norteamericanos que se oponen a la continuación de las agresiones armadas de su gobierno en todo el mundo presentaron su testimonio sobre como el militarismo les afecta.
Coincidieron que los jóvenes norteamericanos también son víctimas del las políticas imperialistas de Washington que los obliga a combatir indefinidamente aunque hayan finalizado su contrato con las fuerzas armadas estadounidenses o sufran problemas físicos, mentales y emocionales.
Advirtieron que la administración Obama está impulsando una agenda militar mas agresiva que el propio George W. Bush.
Las madres pacifistas con hijos en activo o fallecidos en Irak también llevaron sus historias.
Tina Richards empezó subrayando que para septiembre de este año, Obama, quien fue elegido por sus promesas de terminar con la ocupación en Irak, habrá enviado mas tropas en Irak y Afganistán que el ex mandatario George W. Bush.
Richards, reconocida nacionalmente por su activismo, ha sido arrestada múltiples veces por protestar contra la guerra y logró que su hijo mayor no fuera enviado a combatir por tercera ocasión a Irak bajo la política llamada Stop Loss, con la cual el gobierno puede forzar a los militares a continuar en las fuerzas armadas indefinidamente aunque haya finalizado su contrato.
Durante su dramático testimonio dijo que su hijo, infante de marina, a su regreso de su segundo servicio en Irak regresó alterado emocionalmente. Recordó como en numerosas ocasiones le llamaba por teléfono para que lo convenciera a no jalar el gatillo de su pistola para matarse.
Richards dijo que las autoridades médicas militares ignoraban sus pedidos de ayuda para su hijo. Pero cuando ya se había mejorado un poco volvieron a ordenar su envío a Irak.
Contó que su hijo le dijo que no era honorable rehusar las ordenes de sus superiores pero que tampoco podía participar matando a niños y mujeres iraquíes por lo que el único camino que le quedaba era quitarse la vida.
Gracias a su activismo Tina Richards logró convencer a una congresista que pudo intervenir para que su hijo fuera reconocido como incapacitado en un 80 por ciento y ya no fue enviado a combatir.
Por su parte, Jane Bright, quien también es una madre activista y pertenece a la organización Gold Star Families for Peace , dijo que para entender las ocupaciones militares en Irak y Afganistán es necesario preguntarse quién se beneficia con esas guerras.
Como ejemplo puso a su hijo Evan quien murió en un ataque en el 2003, cuando había sido asignado a vigilar una refinería petrolera en Mosul. «El vehículo en el que viajaba junto a otros dos soldados no tenia la protección adecuada», denunció la madre.
Britgh dice que la manera en que los soldados son enviados una y otra vez a Irak y Afganistán significa que el gobierno norteamericano no espera que regresen vivos y es por eso que no existe un servicio de salud adecuado para atenderlos en Estados Unidos.
Explicó que esa es la razón por la que ella y su esposo Jim fundaron una organización que apoya a los militares que regresan malheridos de las guerra y dañados psicológicamente.
Otra de las madres, Vicky Castro, perdió a su único hijo en el ano 2004. Este sábado ella recordó que Jonathan se oponía a la ocupación de Irak pero fue enviado a combatir a pesar de que había cumplido su contrato, a través de la medida «Stop Loss». Diez semanas después de arribar a Irak, Jonathan murió durante un ataque.
El hijo de Rosana Cambron, se enlistó en las fuerzas armadas norteamericanas desoyendo los consejos de sus padres, convencido por los reclutadores que podría recibir ayuda para continuar sus estudios y conocer otros países. Ahora Rosana y su esposo Arturo viven preocupados porque su hijo fue enviado por segunda vez a Irak. Ellos dicen que su hijo ya no es el mismo después de su primer servicio en Irak, regresó agresivo, bebía constantemente, tenía pesadillas y a veces pensaba que estaba todavía en combate.
Rosana afirma que la guerra no sólo afecta a las naciones invadidas, sino que continúa cuando los militares regresan a sus hogares. «No se acaba cuando se firma la paz o el presidente Obama decida sacar a las tropas», la violencia se mete a los hogares de los soldados que traen la guerra metida adentro» dijo la madre mexicano-americana.
Rosana envió un mensaje a las madres iraquíes, les dijo que ella entiende que su dolor es mas grande, pero que quiere que sepan que en Estados Unidos hay mujeres que luchan para ponerle fin a las guerrasque causan tanto dolor a los pueblos ocupados y las familias de los militares usados por el gobierno como fuerzas invasoras.